martes, 22 de diciembre de 2009

Salvador García Soto Serpientes y Escaleras


Entre abrazos y destapes
En visperas de Navidad, cuando ya los ciudadanos tienen la atención puesta en otras cosas, ocurrieron ayer dos “destapes”. Por un lado la Ciudad de Meéxico, pionera en leyes de avanzada en derechos humanos y de minorías, culmino con el “destape” de la Comunidad Lésbico Gay y Transgénero al autorizar los diputados locales, por mayoría, reformas civiles que permiten el matrimonio entre personas del mismo sexo, y por otro lado, en un “destape” politico, el secretario de Salud, Jose Angel Córdova Villalobos, abrió de capa sus aspiraciones para ser gobernador de Guanajuato.
¿Qué tienen en común ambos “destapes”? Probablemente nada, salvo el caso curioso de que el titular de Salud federal, cuando fue diputado por un distrito de Guanajuato, se oponía al uso del condón y predicaba contra del único método de protección probado contra el contagio de enfermedades de transmisión sexual, actitud que modificó radicalmente una vez que ocupo la secretaría, donde se convirtió en un institucional impulsor de políticas publicas contra el contagio de VIH.

En primer “destape”, el de los matrimonios gays, representa un avance en el reconocimiento de los derechos de las minorías. Se puede o no estar de acuerdo con quienes tienen preferencias sexuales distintas, se puede disentir de su forma de amar; lo que no puede dejar de reconocerse es que son ciudadanos como cualquier otro, con las mismas obligaciones y por ende derechos. Y si un heterosexual puede casarse, si así lo decide, ¿por que no un homosexual?

Por supuesto que la reforma aprobada por la ALDF será polemica y, en cuanto pase la temporada decembrina, vendra un embate de grupos conservadores que ven en el reconocimiento de esos derechos una amenaza delirante a “la familia” y las “buenas costumbres”. En particular el tema de la adopción desatará tormentas como las que ya comenzó ayer el cardenal Rivera al lanzar desde el púlpito rayos y centellas contra “un gravísimo riesgo para niños y jóvenes” y “una injusticia, una arbitrariedad y una unión inmoral”.

Grupos ligados a la Iglesia y a organizaciones ultraconservadoras en la ciudad podrían emprender recursos legales, igual que hicieron con la ley que despenalizó el aborto. También es de esperarse que en otros estados surjan reacciones y movimientos en contra e incluso que avancen leyes regresivas para los derechos de homosexuales y lesbianas.

Pero sin restarle méritos a la preocupación de esos grupos por los niños —que puedan ser sujetos de adopción por parte de parejas del mismo sexo, cosa que no será obligada ni será necesariamente práctica general— ¿no es la misma preocupación que debieran expresar con los niños que, siendo hijos de matrimonios heterosexuales sufren abusos, maltratos y hasta explotación de todo tipo? Porque de esos casos, que muestran que un matrimonio heterosexual no siempre es la mejor base para cuidar o educar a un niño, abundan por desgracia en nuestro pais.

Y sobre el otro “destape” el del secretario de Salud, obvia decir que es uno de los funcionarios mejor calificados del actual gabinete porque, mas allá de las polémicas y los sospechosismos sobre el manejo de la epidemia de influenza humana, Córdova Villalobos demostró ser un funcionario institucional y ajeno a los manejos mediáticos y políticos.

Alguna vez en una platica en corto el funcionario concedió ante el acoso de los periodistas que le preguntaban sobre las estrategias mediáticas que se movieron detrás de la primera oleada del virus AH1N1. “Yo manejé siempre el tema desde el punto de vista de salud pública; si hubo otros manejos, no fue decisión mía”. Es casi seguro que ese comportamiento institucional llevara a Córdova a la candidatura del PAN en Guanajuato y a ser un aspirante muy serio a la gubernatura de un estado al que le urge sacudirse a los yunquistas que se apropiaron del poder

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