A pesar del esfuerzo que cada familia haga para que sus integrantes pasen una feliz navidad, desafortunadamente, no todas podrán conseguirlo.
Los que perdieron su empleo, los que no tienen un salario digno, los que no cuentan con un servicio de salud para atender a sus enfermos y, especialmente, los que han perdido a un ser querido por una muerte prematura e injusta, no podrán tener una noche feliz. Como el caso de la familia del Secretario de Turismo de Sinaloa, Antonio Ibarra Salgado, quien fue asesinado junto con su escolta y su chofer a manos de un comando armado, o como la familia del marino Melquisedet Angulo Córdova, muerto en el operativo de Cuernavaca donde también perdió la vida Arturo Beltrán Leyva, que además de perder al marino Melquisedet, perdieron a la madre, a dos hermanos y a una tía, también a manos de un comando armado. Y así, miles de familias por toda la república que han perdido a sus seres queridos por las balas de una guerra inútil estarán tristes esta noche. Sólo en lo que va del año se han perdido mil 100 vidas en el estado de Sinaloa.
Tampoco las familias que padecen frío y hambre podrán disfrutar del intercambio de regalos o de la cena con pavo, bacalao, vino y licores. Muchos, millones de mexicanos, entre ellos niños, ancianos y jóvenes, pasarán la noche del 24 de diciembre con tristeza. Quizá una palabra de aliento y buenos deseos mejore su situación, pero tampoco la tendrán de quien ostenta el poder puesto que su discurso va encaminado a generar incertidumbre y más violencia.
A unas horas de la Navidad, Calderón dice que no habremos de amedrentarnos ante actos deleznables, pero no se refiere a la pobreza insultante ni a la violación permanente de los derechos humanos contra los ciudadanos, tampoco a la corrupción ni a la impunidad sino a la venganza del gobierno ante los crímenes perpetrados por comandos armados.
Es una pena escucharlo hablar de la guerra como si él mismo estuviera en las filas del combate. Desde la comodidad y la seguridad que le brindan las fuerzas armadas y de seguridad es fácil retar al enemigo. No se da cuenta que incitar a la violencia es el camino seguro para no alcanzar la paz verdadera.
De cualquier forma y a pesar de la terrible situación por la que atraviesa el país, en el corazón de la gente habrá un motivo para abrazar a sus seres queridos y desearse unos a otros esa paz que nos han arrebatado. Yo deseo a todos lo mejor para esta Navidad. Mientras exista esperanza y buena voluntad habrá un rayo de luz en el camino que habremos de seguir.
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