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miércoles, 30 de diciembre de 2009
(((Bajo la Lupa))) “Concluyó el siglo estadunidense”, según The Washington Times
Alfredo Jalife-Rahme
Hou Xiaochuan, gobernador del Banco de China, en el Foro de Finanzas, realizado el 22 de diciembre, donde dijo que la economía china no puede restringirse a controlar la inflaciónFoto Reuters
Los dilectos lectores de Bajo la Lupa no se perturbarán del asombroso aserto sobre la conclusión del siglo estadunidense” que vertió en su provocativo editorial The Washington Times (23/12/09), el periódico ultra-conservador y archibélico vinculado al nepotismo dinástico de los Bush, en referencia al mal trato que recibió Obama en la fallida cumbre de Copenhague durante la reunión a puerta cerrada del grupo Basic (Brasil, África del Sur, India y China) –a no confundir con el tricontinental Foro de Diálogo IBSA (India, Brasil y África del Sur) ni mucho menos con el BRIC (Brasil, Rusia, India y China).
The Washington Times, fundado por la Iglesia de la Unificación del sudcoreano Sun Myung Moon en pleno despliegue de la “guerra de las galaxias” de Ronald Reagan, padece severos problemas financieros y está por cerrar su edición impresa para consagrarse a su página electrónica en colaboración con Heritage Foundation (The New York Times, 30/11/09): una mezcla muy explosiva de racismo bélico. Antes de despedirse de las imprentas, The Washington Times aceleró su legendaria belicosidad, que ha enfocado en Obama, a quien acusa insanamente de todas las plagas que azotan a Estados Unidos.
Para sentenciar la “conclusión del siglo estadunidense”, el rotativo anti Obama no realiza ningún análisis de corte geoestratégico, al que solía recurrir sesgadamente en su furibundo anticomunismo de la guerra fría, sino que lo funda en la develación de pasmosos detalles sobre la forma en que los mandatarios del grupo Basic evitaron codearse con Barack Obama, quien parecía un apestado posmoderno.
Algo fuerte sucedió durante el encuentro bilateral del presidente estadunidense con el premier chino Wen Jiabao en Copenhague –hoy se sabe que China no adoptó el “gobierno mundial” del cambio climático bajo la férula del G-2 entre EU y China, por el que suspiraba la prensa británica–, a partir de cuando “los chinos empezaron a enviar funcionarios de bajo nivel a las reuniones multilaterales. Un frustrado Obama presionó por otra reunión bilateral (con Wen) programada para el viernes a las 18:15 horas. Otros líderes del grupo Basic estaban ilocalizables”. Los chinos se dieron el lujo de retrasar la reunión bilateral hasta las 19 horas. Como decimos coloquialmente: todo el mundo del grupo Basic se le esfumó a Obama.
Cuál no habrá sido la sorpresa de Obama al llegar a su reunión bilateral con los chinos y encontrarse a los cuatro líderes del grupo Basic en pleno intercambio de ideas. The Washington Times asevera que el presidente estadunidense pidió ser invitado por los cuatro mandatarios, quienes lo habían evitado: “no había un asiento en la mesa para Obama, por lo que éste expresó que se sentaría junto a su amigo (sic) Lula”. Los ayudantes brasileños de éste se las ingeniaron para dar asientos a Obama y a la secretaria de Estado, Hillary Clinton. Por lo visto, chinos, indios y sudafricanos no se inmutaron para nada. En forma cruel, The Washington Times comenta que tres días después, Lula “usó su programa semanal de radio para amonestar (sic) la postura de Estados Unidos en Copenhague”.
Nada detiene la humillante develación de The Washington Times: “después de que Obama arribó a su cita retardada, el grupo Basic estaba secuestrado básicamente (sic)” y “el decoro obligaba a buscar una salida airosa para todos”.
El epílogo narrativo del rotativo anti-Obama es brutal: “la conferencia de Copenhague fue una lección de poder y humildad (…) Obama hizo historia, pero no en la forma en que esperaba. Lo sucedido dice mucho sobre el poder de Estados Unidos y su prestigio (sic) cuando los líderes mundiales tuvieron problemas para evitar reunirse con Barack Obama. Concluyó el siglo estadunidense”.
El error de The Washington Times, el cual personaliza acremente su querella racista con Obama, es creer que fue en Copenhague donde ocurrió “el fin del siglo estadunidense”, que ya habíamos analizado hace tres años, durante la fase crepuscular bushiana, en nuestro agotado libro premonitorio Fin de una era (Libros del Zorzal, Buenos Aires, 2007).
El portal estratégico europeo De Defensa (“¿No hay una silla para Obama?”, 28/12/09) le da vuelo al editorial descortés a la imagen presidencial del The Washington Times, que absurdamente subsume la autodestrucción y la decadencia de Estados Unidos a la sola efigie de Obama, como si una sola persona, por más poderosa y/o pusilánime que fuere, sea el único responsable del deterioro generalizado de la otrora superpotencia unipolar en los planos doméstico y foráneo.
De Defensa desecha correctamente la “teoría de la conspiración de los chinos” que evoca Mark Lynas (The Guardian; 22/12/09) –“una interpretación unilateral anglosajona”– y analiza el entorno desfavorable de Obama a quien no solamente le ha tocado lidiar con el caos global sino, peor aún, profundizarlo en varias de sus vertientes (Afganistán, Medio Oriente, el rescate bancario, etcétera). Aporta un dato favorable, que no es menor y no tuvo nada que ver con el tema nodal del cambio climático: el avance sustancial tras bambalinas de la cumbre de Copenhague para el recorte de armas estratégicas (START II) entre Obama y el presidente ruso Medvedev.
A juicio de De Defensa, “el aislamiento del presidente Obama” forma parte del “desorden global” que se epitomizó con el fracaso de Copenhague. El portal estratégico europeo es muy severo e inquiere, nada descabelladamente, si “el aislamiento de Estados Unidos y el desorden mundial son dos expresiones para designar una misma situación”, lo cual quizá “confirme (sic) que el desorden sería menos grande si Estados Unidos no pretendiese desear continuar a jugar un papel dirigente o preponderante”. Después de haberse calificado de “país indispensable”, ¿Estados Unidos pasó a ser una nación estorbosa para la armonía global?
Mucho más feroz que The Washngton Times en cuanto a los alcances y las consecuencias malignas de la decadencia de EU, De Defensa asiente sin tapujos sobre “el fin del siglo estadunidense, especialmente respecto de la instalación del desorden como su legado”. Lo peor de la herencia es “la consecuencia de la pretensión de Estados Unidos de proseguir episódicamente (sic) su papel hegemónico cuando los instrumentos de esta hegemonía, sin justificación internacional, se encuentran en plena decadencia”.
¿Qué hará el mundo con un Estados Unidos estorbosamente decadente? Los países lúcidos y visionaros empiezan a ajustarse a las exequias no solamente de Estados Unidos, sino hasta del mundo “occidental”, como acaba de proferir nada menos que el magnate ruso del aluminio Oleg Deripaska, muy cercano al premier Putin (Novosti, 20/12/09): “la crisis modificó todo (sic), en primer lugar el modelo anglosajón de consumo (…) El mundo occidental (sic) será diferente de aquí a siete (sic) años”.
¿Cuál será su definición de “Occidente” que excluye a Rusia a quien vaticina “un futuro optimista”? ¿Incluirá en su “Occidente” a Japón, Francia y Alemania cuando el derrumbe de Gran Bretaña está casi garantizado? ¿Por que en “siete años”,y no antes o después? ¿Qué sabe Deripaska que ignoremos los demás?
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