martes, 22 de diciembre de 2009

El jefe de jefes no pudo cumplir su venganza contra el cártel de Sinaloa

Tras una traición, sus objetivos eran matar a Nacho Coronel y que El Chapo regresara a prision.
Beltrán Leyva pretendía fortalecer los vínculos con El Lazca, sin que su grupo perdiera independencia


Compañeros rinden homenaje al marino muerto durante el enfrentamiento con el cártel de los BeltránFoto Notimex
Alfredo Méndez y Rubicela Morelos
Reportero y corresponsal
Periódico La Jornada
Martes 22 de diciembre de 2009, p. 3
El capo sinaloense Arturo Beltrán Leyva, El jefe de jefes, murió el pasado miércoles sin poder cumplir dos de las obsesiones que lo acompañaron desde enero de 2008, cuando su hermano Alfredo, El Mochomo, fue detenido por elementos del Ejército mexicano: que sus sicarios asesinaran a Ignacio Nacho Coronel y atestiguar que Joaquín El Chapo Guzmán regresara a prisión.

Nacho Coronel y El Chapo Guzmán son los principales líderes del poderoso cártel de Sinaloa, al que pertenecían los hermanos Beltrán Leyva hasta antes del arresto de El Mochomo, ocurrido en Culiacán.

En el expediente PGR/SIEDO/UEIDCS/166/2009 consta que se encontraron libretas y otros documentos el sábado pasado en una de las casas de seguridad usadas en Morelos por los hombres al servicio de Beltrán Leyva.

Ahí se encontraron mensajes que fueron escritos presuntamente por alguno de los jefes de sicarios de Arturo Beltrán, en los que se informaba que “la orden de El jefe de jefes es pagar lo que sea necesario a nuestros contactos” para hacer “ese jale pendiente con Nacho Coronel y ayudar a que capturen a El Chapo”.

Durante los cateos realizados por las autoridades ministeriales se encontraron apuntes de los sicarios comandados por Édgar Valdez Villarreal, La Barbie, en los que se menciona que otra orden del capo era “fortalecer los vínculos con El Lazca (Heriberto Lazcano Lazcano), sin que nosotros (el cártel de los Beltrán Leyva) perdamos independencia”.

En la edición de La Jornada del miércoles 29 de octubre del año pasado, apenas un día después de que el entonces titular de la Procuraduría General de la República (PGR) Eduardo Medina Mora confirmó en conferencia de prensa que como parte de la llamada Operación Limpieza varios de sus ex colaborares fueron detenidos por presuntos vínculos con narcotraficantes, se dio a conocer que una traición acabó con el nexo Beltrán Leyva-cártel de Sinaloa, según el dicho de un detenido.
La ruptura definitiva se produjo en febrero de 2008, debido a que la gente al servicio de Nacho Coronel dejó fuera de un negocio de drogas a El jefe de jefes, lo que fue visto por el capo sinaloense como traición, además de que los hermanos Beltrán Leyva supusieron que la captura de El Mochomo derivó de información proporcionada por El Chapo Guzmán.

El capitán retirado del Ejército Fernando Rivera Hernández, ex director adjunto de Inteligencia de la PGR, quien dirigía los operativos contra el narcotráfico emprendidos por las Fuerzas Federales de Apoyo y soldados, reveló el pasado 4 de agosto los motivos de la fractura. Según el ex militar, “en febrero de 2008, El Diecinueve (un sicario al servicio de los Beltrán Leyva apodado así porque había perdido una falange) me pidió que junto con mi grupo en la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada nos abocáramos a la búsqueda de Nacho Coronel, ya que este narcotraficante y su gente habían traicionado en el negocio (de la droga) a don Arturo Beltrán, y que por ello querían cobrar venganza”.

En su declaración ministerial, Rivera Hernández refirió que por ese trabajo para los narcos, los Beltrán Leyva les iban a pagar 350 mil dólares, “pero nunca hicimos ese jale”.

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