Polimnia Romana
Durante su intervención en la cumbre mundial del clima en Copenhague, el Presidente de Bolivia, Evo Morales, fustigó al sistema capitalista, que etiquetó como cultura de la muerte. El presidente boliviano culpó al capitalismo del Holocausto climático que están padeciendo muchas naciones pobres del planeta, especialmente africanas. Dijo que hay mucha gente protestando contra el cambio climático, pero no protestan contra el capitalismo, que es el mayor enemigo de la humanidad. También se quejó por la desorganización y el caos generalizado en el funcionamiento de la cumbre de la ONU, en especial por el hecho de que su intervención apenas fue seguida por algunas decenas de personas en la sala, ante lo cual expresó que Bolivia tendrá otras oportunidades para hacer oír su voz ante el mundo respecto al problema del cambio climático.
Finalmente el acuerdo de Copenhague fue pactado por Estados Unidos y cuatro potencias emergentes, Brasil, India, Sudáfrica y China, pero no fue consensuado ni aprobado en la última sesión plenaria del encuentro, en la que participaron 193 países. Dicho acuerdo fue presentado en la madrugada del sábado ante los delegados para su discusión y votación mientras los representantes latinoamericanos, africanos y oceánicos, encabezados por Cuba, Venezuela, Bolivia y Sudán, denunciaron que el texto no cumple con los procedimientos legales de la ONU y rechazaron su imposición en la asamblea, lo que propició un acalorado debate en la última sesión de la conferencia.
El desarrollo de la Cumbre y sus resultados demuestran que en esos foros sólo se acuerda con quienes están de acuerdo y se eliminan del debate a los que piensan diferente.
Por eso Evo Morales puntualizó anticipadamente que el verdadero origen del desastre climático es el capitalismo y sus grandes intereses.
No les importan en realidad las consecuencias dramáticas a las que estamos expuestos, todos, si no se detiene el calentamiento global, su verdadero interés es lo inmediato, que rinde dividendos y permite el poderío de unas naciones sobre otras a costa del deterioro ambiental.
Las voces que no se dejan escuchar son las que tienen de su lado la razón, por eso tienen que silenciarlas.
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