martes, 5 de enero de 2010

¿En quién confía la DEA?--Salvador García Soto---Serpientes y escaleras


El “hombre” de la Agencia Antidrogas estadounidense (DEA) en México —particularmente en la estructura del gobierno mexicano— en los últimos años se llamaba José Luis Santiago Vasconcelos. Tras la muerte del ex fiscal antinarcóticos, en aquel extraño accidente aéreo donde falleció junto con Juan Camilo Mouriño, no se sabe a ciencia cierta si la institución del país vecino, más allá de los mecanismos institucionales de cooperación e investigaciones conjuntas con las dependencias mexicanas, tenga ahora una figura de confianza en las estructuras del poder nacional.

Lo que sí se sabe, y quedó exhibido con el operativo en donde murió a tiros Arturo Beltrán Leyva, es que la DEA ha reordenado sus prioridades en materia de colaboración y áreas de confianza en el gobierno de México. Porque de la investigación de inteligencia para ubicar y lanzar la captura del extinto líder del Cártel de los Beltrán, la agencia estadounidense nunca enteró a otras áreas de seguridad que no fuera la Secretaría de Marina.

Por alguna razón, que deben conocer bien en la agencia estadounidense, ni las áreas de inteligencia del Ejército mexicano, ni las de la PGR o de la Secretaría de Seguridad Pública federal fueron enteradas del rastreo y el operativo que llevó varios meses de investigaciones conjuntas entre los cuerpos de élite de la Marina mexicana y los investigadores de la DEA. Por el contrario, el operativo conjunto se manejó con total sigilo, tanto por la Armada de México como por la agencia extranjera que manejaron tal nivel de hermetismo que fuentes de la Marina aseguran que ni el presidente Calderón conocía detalles del avance de la investigación.

Las relaciones entre la DEA y el Ejército mexicano nunca han sido las mejores. Para la agencia estadunidense, en sus informes clasificados, siempre ha existido involucramiento de mandos militares con la actividad del narcotráfico en el país. Así lo denunciaron formalmente en el caso del general Jesús Gutiérrez Rebollo, aún preso por colaborar con los narcos, y así también han alimentado versiones sobre el involucramiento del secretario de la Defensa en la época del asesinato del agente antinarcóticos de Estados Unidos, Enrique Camarena Salazar.

De ahí que se pueda entender que la DEA no haya confiado en la Secretaría de la Defensa Nacional mexicana para dirigir el operativo que intentó capturar al jefe del cártel de los Beltrán Leyva; pero la pregunta que surge es ¿y en la PGR del señor Arturo Chávez —que en realidad todavía es la de Medina Mora— no confían los estadounidenses? ¿Y en el secretario Genaro García Luna tampoco confían? ¿Por qué la desconfianza?

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