domingo, 17 de enero de 2010

Los pecados de Haití. Galeano.

Los pecados de
> Haití
> La democracia haitiana nació hace un ratito. En su breve
> tiempo de vida, esta criatura hambrienta y enferma no ha
> recibido
> más que bofetadas. Estaba recién nacida, en los
> días de fiesta de 1991, cuando fue asesinada por el
> cuartelazo
> del general Raoul Cedras. Tres años más tarde, resucitó.
> Después de haber puesto y sacado a tantos dictadores
> militares,
> Estados Unidos sacó y puso al presidente Jean-Bertrand
> Aristide, que había sido el primer gobernante electo por
> voto popular en toda la historia de Haití y que había
> tenido la loca ocurrencia de querer un país menos injusto.
> El voto y el veto
>
>
> Para borrar las huellas de la participación estadounidense
> en la dictadura carnicera del general Cedras, los infantes
> de
> marina se llevaron 160 mil páginas de los archivos
> secretos.
> Aristide regresó encadenado. Le dieron permiso para
> recuperar
> el gobierno, pero le prohibieron el poder. Su sucesor,
> René
> Préval, obtuvo casi el 90 por ciento de los votos, pero
> más poder que Préval tiene cualquier mandón
> de cuarta categoría del Fondo Monetario o del Banco
> Mundial,
> aunque el pueblo haitiano no lo haya elegido ni con un voto
> siquiera.
>
> Más que el voto, puede el veto. Veto a las reformas: cada
> vez que Préval, o alguno de sus ministros, pide créditos
> internacionales para dar pan a los hambrientos, letras a
> los analfabetos
> o tierra a los campesinos, no recibe respuesta, o le
> contestan
> ordenándole:
>
> -Recite la lección. Y como el gobierno haitiano no termina
> de aprender que hay que desmantelar los pocos servicios
> públicos
> que quedan, últimos pobres amparos para uno de los pueblos
> más desamparados del mundo, los profesores dan por perdido
> el examen.
> La coartada demográfica
>
>
> A fines del año pasado cuatro diputados alemanes visitaron
> Haití. No bien llegaron, la miseria del pueblo les golpeó
> los ojos. Entonces el embajador de Alemania les explicó,
> en Port-au-Prince, cuál es el problema:
>
> -Este es un país superpoblado -dijo-. La mujer haitiana
> siempre quiere, y el hombre haitiano siempre puede.
>
> Y se rió. Los diputados callaron. Esa noche, uno de ellos,
> Winfried Wolf, consultó las cifras. Y comprobó que
> Haití es, con El Salvador, el país más superpoblado
> de las Américas, pero está tan superpoblado como
> Alemania: tiene casi la misma cantidad de habitantes por
> quilómetro
> cuadrado.
>
> En sus días en Haití, el diputado Wolf no sólo
> fue golpeado por la miseria: también fue deslumbrado por
> la capacidad de belleza de los pintores populares. Y llegó
> a la conclusión de que Haití está superpoblado...
> de artistas.
>
> En realidad, la coartada demográfica es más o menos
> reciente. Hasta hace algunos años, las potencias
> occidentales
> hablaban más claro.
> La tradición racista
>
>
> Estados Unidos invadió Haití en 1915 y gobernó
> el país hasta 1934. Se retiró cuando logró
> sus dos objetivos: cobrar las deudas del City Bank y
> derogar el
> artículo constitucional que prohibía vender plantaciones
> a los extranjeros. Entonces Robert Lansing, secretario de
> Estado,
> justificó la larga y feroz ocupación militar explicando
> que la raza negra es incapaz de gobernarse a sí misma,
> que tiene "una tendencia inherente a la vida salvaje y
> una
> incapacidad física de civilización". Uno de
> los responsables de la invasión, William Philips, había
> incubado tiempo antes la sagaz idea: "Este es un
> pueblo inferior,
> incapaz de conservar la civilización que habían
> dejado los franceses".
>
> Haití había sido la perla de la corona, la colonia
> más rica de Francia: una gran plantación de azúcar,
> con mano de obra esclava.. En El espíritu de las leyes,
> Montesquieu lo había explicado sin pelos en la lengua:
> "El azúcar sería demasiado caro si no trabajaran
> los esclavos en su producción. Dichos esclavos son negros
> desde los pies hasta la cabeza y tienen la nariz tan
> aplastada
> que es casi imposible tenerles lástima. Resulta impensable
> que Dios, que es un ser muy sabio, haya puesto un alma, y
> sobre
> todo un alma buena, en un cuerpo enteramente negro".
>
> En cambio, Dios había puesto un látigo en la mano
> del mayoral. Los esclavos no se distinguían por su
> voluntad
> de trabajo. Los negros eran esclavos por naturaleza y vagos
> también
> por naturaleza, y la naturaleza, cómplice del orden
> social,
> era obra de Dios: el esclavo debía servir al amo y el amo
> debía castigar al esclavo, que no mostraba el menor
> entusiasmo
> a la hora de cumplir con el designio divino. Karl von
> Linneo,
> contemporáneo de Montesquieu, había retratado al
> negro con precisión científica: "Vagabundo,
> perezoso, negligente, indolente y de costumbres
> disolutas".
> Más generosamente, otro contemporáneo, David Hume,
> había comprobado que el negro "puede desarrollar
> ciertas
> habilidades humanas, como el loro que habla algunas
> palabras".
> La humillación imperdonable
>
>
> En 1803 los negros de Haití propinaron tremenda paliza
> a las tropas de Napoleón Bonaparte, y Europa no perdonó
> jamás esta humillación infligida a la raza blanca.
> Haití fue el primer país libre de las Américas.
> Estados Unidos había conquistado antes su independencia,
> pero tenía medio millón de esclavos trabajando en
> las plantaciones de algodón y de tabaco. Jefferson, que
> era dueño de esclavos, decía que todos los hombres
> son iguales, pero también decía que los negros han
> sido, son y serán inferiores.
>
> La bandera de los libres se alzó sobre las ruinas. La
> tierra
> haitiana había sido devastada por el monocultivo del
> azúcar
> y arrasada por las calamidades de la guerra contra Francia,
> y
> una tercera parte de la población había caído
> en el combate. Entonces empezó el bloqueo. La nación
> recién nacida fue condenada a la soledad. Nadie le
> compraba,
> nadie le vendía, nadie la reconocía.
> El delito de la dignidad
>
>
> Ni siquiera Simón Bolívar, que tan valiente supo
> ser, tuvo el coraje de firmar el reconocimiento
> diplomático
> del país negro. Bolívar había podido reiniciar
> su lucha por la independencia americana, cuando ya España
> lo había derrotado, gracias al apoyo de Haití. El
> gobierno haitiano le había entregado siete naves y muchas
> armas y soldados, con la única condición de que
> Bolívar liberara a los esclavos, una idea que al
> Libertador
> no se le había ocurrido. Bolívar cumplió
> con este compromiso, pero después de su victoria, cuando
> ya gobernaba la Gran Colombia, dio la espalda al país que
> lo había salvado. Y cuando convocó a las naciones
> americanas a la reunión de Panamá, no invitó
> a Haití pero invitó a Inglaterra.
>
> Estados Unidos reconoció a Haití recién sesenta
> años después del fin de la guerra de independencia,
> mientras Etienne Serres, un genio francés de la anatomía,
> descubría en París que los negros son primitivos
> porque tienen poca distancia entre el ombligo y el pene.
> Para
> entonces, Haití ya estaba en manos de carniceras
> dictaduras
> militares, que destinaban los famélicos recursos del país
> al pago de la deuda francesa: Europa había impuesto a
> Haití
> la obligación de pagar a Francia una indemnización
> gigantesca, a modo de perdón por haber cometido el delito
> de la dignidad.
>
> La historia del acoso contra Haití, que en nuestros días
> tiene dimensiones de tragedia, es también una historia
> del racismo en la civilización occidental.
>
>
> Tomado de:
>
> Brecha 556

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