miércoles, 6 de enero de 2010

Qué personaje más polémico y polarizador es Cuauhtémoc Cárdenas ((MAS QUE NAUSEAS DA TRISTEZA))

Qué personaje más polémico y polarizador es Cuauhtémoc Cárdenas
Qué personaje más polémico y polarizador (y por lo tanto extraordinario) es Cuauhtémoc Cárdenas. Recordará, por supuesto, que llevó a su mesa a Manuel Bartlett en 2008, justos 20 años después de que su supuesta némesis o su lado oscuro fuera acusado por él de ser autor del fraude que lo habría despojado de la Presidencia de México, para entregarla a Carlos Salinas de Gortari. Ayer, el hijo del Tata Cárdenas lo volvió a hacer: después de 23 años de ausencia, puso ambos pies sobre suelo del PRI. Y no en afán de conquistarlo, destruirlo o aplastarlo; no como llega un conquistador. Llegó como invitado especial. Estuvo brazo con brazo, codo con codo con la cúpula priísta y de la CNC. Allí dejó ver que era posible que la izquierda, por lo menos la suya, se uniera al partido tricolor para ciertos eventos electorales. No fue a escondidas: desde allí se lanzó contra Felipe Calderón y las alzas de precios que promovió su gobierno. Se tomó la foto con la dirigente nacional priísta, Beatriz Paredes. Sorpresas te da la vida. Aquella vez con Bartlett se lo comió vivo la clase política (y principalmente los suyos, la izquierda). Quizás ahora también lo hará: el de ayer fue un evento inusual, raro, que seguramente midió milímetro a milímetro. Pero será noticia. Para unos (muchos de la izquierda) es como si Winston Churchill se hubiera tomado la foto en trusa con Adolfo Hitler, en un balneario, en 1950. Y para otros es como cuando Nelson Mandela dio la mano a Frederik de Klerk en aquel memorable día de enero de 1992. Qué personaje, Cárdenas.

70 embajadores se reúnen mañana en el DF con su jefa Patricia Espinosa. Que “les dará instrucciones sobre la política que seguirá el país” este año. Varios diplomáticos nos confirman que el discurso de la canciller no variará desde el último encuentro, hace un año, cuando la orden fue clara: Promocionar la imagen de un México seguro, en el que el gobierno está enfrentando una batalla decidida contra el narcotráfico, con logros importantes. Dos problemas tiene mantener este discurso, dicen varios de los embajadores. El primero es que el país no destaca por su política exterior; los puentes del país hacia el extranjero se han vuelto angostos, y muchas veces de una sola vía. No somos lo que éramos para Latinoamérica. No somos lo que fuimos frente a Estados Unidos. Ni hablar de Cuba, de China, de Venezuela, incluso de España. Mucho menos de nuestra presencia en Naciones Unidas. El segundo problema que le ven a este discurso es que es insostenible: México no es seguro. El gobierno enfrenta, sí, una guerra contra el narcotráfico; pero las cabecillas de los cárteles (excepto Arturo Beltrán Leyva) están libres y operando: El Chapo Guzmán, El Mayo Zambada, Vicente Carrillo, El Nacho Coronel, Heriberto Lazcano, etcétera, etcétera.

Apunte final: PRD le dijo a la iglesia, la iglesia le respondió. Y así irán al infinito con respecto al aborto y a los matrimonios gay. La verdadera guerra está fuera de los medios: en los congresos estatales. Y este año, en la Suprema Corte de Justicia.

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