lunes, 25 de enero de 2010

Salvador Cabañas y la tibieza de AMLO ante la alianza Izquierda-Pan. Federico Arreola--

No hay duda de que México es uno de los países más inseguros del mundo. Ya no sorprenden noticias como esta de El Norte de Monterrey: “Mueren en balacera 4 zetas y 2 soldados”. Es cosa de todos los días en todos los rincones de la nación. Tampoco sorprende que hayan baleado en la cabeza a un futbolista famoso como Salvador Cabañas, del equipo América. En México la inseguridad aumenta día a día, lo mismo que otros graves problemas como el desempleo, y ya no hay modo de culpar al autoritarismo del PRI. El responsable de que las cosas estén tan echadas a perder en la sociedad mexicana es, sin duda, el PAN-gobierno. Por esta razón, dirán los líderes del PRD en un par de años, el principal partido de izquierda deberá ir en alianza a las elecciones presidenciales de 2012. Con el PRI, sí, para acabar de una vez por todas con el nefasto panismo que no ha sabido gobernar.


Hoy los dirigentes del PRD, oportunistas en extremo, buscan alianzas con el PAN para combatir al PRI en algunas entidades, como Oaxaca. Argumentan que el PRI viene de regreso y hay que pararlo. Algunos en los medios le hacen el juego a esa idea, como Denise Maerker y Denise Dresser que este lunes prácticamente escribieron lo mismo. La primera, en El Universal, expresó: “La democracia mexicana está en juego y los desilusionados son legión. Por sus errores y excesos panistas y perredistas están a punto de garantizar la restauración del viejo régimen. Por eso, y porque el PRI no ha cambiado, es que esas alianzas tienen sentido”. La segunda, en Reforma, dijo: “Diez razones para apoyar las alianzas PAN-PRD… 1. El PRI viene de regreso sin haberse modernizado, lo cual implica una regresión para la vida política del país”. ¿Qué van a decir estas mujeres cuando el PRD vaya en alianza con el PRI para, dirán los chuchos, impedir que la derecha se perpetúe en el poder? Porque de que la burocracia perredista va con el PRI en 2012, no hay ninguna duda. Es un proyecto que sus líderes han pretendido mantener en secreto, pero empiezan a filtrarse detalles del mismo.


Hay alianzas inmorales, como la del PRD con el PAN en Oaxaca. O la denunciada por Jorge Fernández Menéndez para Zacatecas: la de una parte del PRD con el PT y el PRI y aun con Nueva Alianza, el partido de Elba Esther Gordillo. Estas alianzas están acabando con la unidad en estos partidos, sobretodo en el PRD y el PAN. Han provocado una enorme división en el panismo, tan grande es que puede causar una crisis mayúscula. En la izquierda ha generado daños incluso a su principal político, Andrés Manuel López Obrador, quien de palabra ha rechazado la alianza con el PAN, pero ha sido tan tibia su reacción que, para muchos, pareciera avalarla.


Sobre López Obrador y las alianzas PAN-PRD cito a Julio Hernández, de la Jornada:


“La aceptación y promoción de alianzas electorales con el PAN marca el fin de una etapa del movimiento lopezobradorista-perredista. Ir de la mano a los comicios de este año con los mismos a los que durante un trienio se acusó de cometer fraude equivale a reconocer que no se tuvo razón o que ésta no vale más que el pragmatismo desbocado. Perder el pasado para ahora apostar, con cartas marcadas en contra, es una forma segura de no ganar más que retrocesos y, si acaso, migajas de victorias pírricas”.


“Chuchismo-camachismo del que López Obrador tibiamente se desmarca de palabra pero tolera de obra a cuenta de una zanahoria llamada 2012. El tabasqueño deja a un lado la etiqueta de presidente legítimo y dice allanarse a las decisiones de los partidos pues, explica a nivel de piso, él no es cacique. Tampoco es el flamígero y contundente político que sabe usar verbo y amagos para hacer que las fuerzas a su alrededor se muevan en el sentido que él cree correcto y necesario. Ahora se queda nada más en el creer que las alianzas no son convenientes. Y los partidos que le siguen, Convergencia y el del Trabajo, participan autorizadamente en las negociaciones que colocan ahora en la misma trinchera al PAN/Fraude 2006, todo bajo el pretexto compartido de que se debe frenar a cualquier costo al PRI encarrerado rumbo a Los Pinos”.


“La hipótesis central no parece provenir de una racionalidad seria: para tener posibilidades de ganarle al enrachado PRI, la izquierda debe hacer alianzas con el mismo partido que le robó el 2006 pero que ahora está en la lona. Asociarse con el asesino de uno mismo para así aspirar a tener vida futura; compartir proyectos con el carterista de ayer para tener dinero mañana; poner la otra mejilla electoral para esperar el evangelio de 2012”.


Si Andrés Manuel no se muestra más firme contra esas alianzas, perderá credibilidad. No convencerá de que, por pragmatismo, estuvo a favor de unirse al PAN en 2010 esperando cosechar apoyos en 2012. Que no se llame sorprendido cuando el camachismo-chuchismo del que habla Julio Hernández le digo a AMLO, en las próximas presidenciales, que ahora lo que conviene es ir con el PRI.

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