Que al interior de la bancada panista en el Senado ven con malestar la falta de comunicación del Ejecutivo con los legisladores a la hora de presentar iniciativas, como la más reciente antisecuestro. Pero lo que más les duele es que en lugar de apoyarse en la bancada para presentar la propuesta como un todo blanquiazul, el gobierno retome partes de reformas ya llevadas al pleno senatorial y las convierta en propias. Está el caso de la reelección de alcaldes, incluida en un dictamen que a punto de discutirse en comisiones fue congelado en diciembre pasado, ante el arribo del “decálogo” presidencial. Más recientemente la prisión vitalicia, presentada ya por Felipe González, y la inclusión de dispositivos electrónicos para vigilar a secuestradores tras purgar una condena, muy parecida a la propuesta del senador Ramón Galindo en el sentido de poner “marcaje personal” a delincuentes reincidentes. En la Torre Azul se comenta que la falta de coordinación entre la administración Calderón y los legisladores deriva en menores posibilidades de cabildeo de los cambios propuestos con las otras fracciones y, por tanto, de que se aprueben.
Si alguien cree que el gobierno de Vicente Fox es un capítulo cerrado, se equivoca. Aún falta por dictaminar la Cuenta Pública acumulada de 2002 a 2006, es decir, los cuatro últimos años del foxismo. Esto porque la fiscalización final del Poder Legislativo está pendiente. Las dos legislaturas anteriores han incumplido su obligación de aprobar esta Cuenta Pública que, dicho sea de paso, ya fue revisada por la Auditoría Superior de la Federación con una cascada de observaciones. Ya existe el compromiso de la Comisión de Presupuesto de la Cámara de Diputados, que preside el priísta Luis Videgaray, para finiquitar el asunto. Sin embargo aún no hay acuerdos entre las dirigencias de los partidos en San Lázaro para presentar ante el pleno la Cuenta Pública del gobierno de Fox. Se sabe que cuando eso suceda se desatará un fuerte debate, con críticas, calificativos y descalificaciones sobre el manejo que el guanajuatense hizo de los recursos, lo que en estos tiempos preelectorales podría ser un duro golpe para los gobiernos panistas.
Con la división a cuestas, el virtual candidato del PRI a la gubernatura de Puebla, Javier López Zavala, salió a decir que las alianzas PAN-PRD “son de papel y sólo reflejan el tamaño del miedo que le tienen al tricolor”. Asegura que en julio el tricolor “repetirá la dosis” de la elección intermedia, en la que ganó las 16 diputaciones federales en juego. Horas antes, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación había avalado la negativa del PRI a registrar como aspirante a la candidatura por la gubernatura a Enrique Doger Guerrero, al no acreditar el apoyo de 10% del padrón que requería la convocatoria. López Zavala llamó a su correligionario a sumarse a su campaña, pero hay señales de que la operación cicatriz no será fácil.
Apunte final: Gerardo Buganza no quedó muy conforme con la decisión del CEN panista de designar como candidato a Miguel Ángel Yunes. En el centro lo saben, y por ello pidieron al gobernador de Guanajuato que intentara “calmar” al aspirante frustrado. Ayer arribó el mandatario a tierras jarochas; llegó a bordo de un avión King Air matrícula XBUBA al puerto de Veracruz, y de ahí se trasladó, junto con el dirigente estatal del PAN, Enrique Cambranis, a Córdoba, para tratar de “planchar” al ex aspirante a la gubernatura. III. Ayer, a cinco meses de que se cumplan cinco años de su polémica derrota, Andrés Manuel López Obrador sostuvo: “No sé qué me depare el destino, porque la oligarquía ha querido destruirme políticamente; si no lo logra, vamos, desde luego, a participar en la contienda presidencial del 2012”.
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