martes, 16 de febrero de 2010

Metástasis--Ricardo Monreal Ávila


La propagación de un foco canceroso a un órgano distinto de aquel en que se inició se conoce con el nombre de metástasis, vocablo griego que significa “cambio de lugar”.

La actual guerra contra las drogas (una cruzada de buenos principios pero con una mala estrategia, donde los daños colaterales son mayores que los avances directos) es un ejemplo de metástasis social.

Antes de esta guerra, el cáncer de la drogadicción y la violencia estaba plenamente focalizado en zonas, áreas y grupos sociales. Después de suministrada la terapia, el cáncer se propagó a órganos y partes distintas del lugar de origen, invadiendo el resto del cuerpo. Ciertamente, la guerra no originó el cáncer, pero sí su propagación.

El símil fue formulado por el propio Felipe Calderón al responder a las críticas del gobernador de Coahuila: “Hay quienes van al médico para que se les aplique una terapia contra el cáncer, pero después creen que el error es haber ido al médico, o haber decidido combatir la enfermedad” (MILENIO, 11 de enero 2010).

La cuestión, por supuesto, no es haber decidido ir al médico, sino determinar si el tratamiento suministrado es el correcto. Y en cualquier tratamiento oncológico, las quimioterapias que producen la metástasis del cáncer, en lugar de su aislamiento, reducción y extinción, son una receta mortal. Acaban con el cáncer, pero también con el paciente.

La guerra se justificó oficialmente con cuatro argumentos: recuperar territorios ocupados por el crimen organizado, desmantelar las redes de protección del narcotráfico, disminuir la violencia y la inseguridad en el país, y reducir las adicciones entre la población, sobre todo, entre los jóvenes. Las cuatro frentes presentan una metástasis.

1) Lejos de recuperar los territorios que dominaba el crimen en 2006, sus dominios se han ampliado. Hoy existen regiones en Veracruz, Tabasco, Chiapas, Oaxaca, Puebla, Aguascalientes, Colima y Zacatecas, donde el crimen no sólo controla la droga, sino el comercio informal, el secuestro, los taxis piratas, la prostitución, la venta de protección y los giros negros. Son mejores recaudadores de impuestos que el SAT. Esto representa una metástasis territorial.

2) Las redes de protección al narcotráfico siguen intactas. Buena parte del fracaso de esta guerra se explica porque el enemigo duerme en casa, la corrupción en los tres órdenes de gobierno. La única acción que se ha llevado a cabo fue en Michoacán, pero resultó fallida porque más de la mitad de los funcionarios aprehendidos tuvieron que ser liberados por falta de pruebas y porque el objetivo de este golpe fue electorero, más que de combate a la inseguridad. La última acción espectacular contra uno de los capos del narcotráfico y sus familiares tiene visos de una medida aislada y parcial, de golpear exclusivamente a uno de los cárteles, dejando intacta a su competencia o contraparte. Hay una metástasis de la corrupción en los cuerpos de seguridad.

3) Hoy tenemos más ejecuciones y desapariciones en las calles que antes de la guerra. De casi dos mil en 2006, pasamos a siete mil 500 el año pasado, superando las 15 mil muertes violentas en la vía pública y sumando cerca de 3 mil las personas desaparecidas en los últimos tres años. La organización Freedom House, responsable de monitorear la situación de las libertades civiles en 194 países, en un reciente informe preliminar advierte que el año pasado no sólo fue el de más muertes violentas en México, sino que esta guerra irregular está mermando las libertades ciudadanas. Es una metástasis de la violencia.

4) Las adicciones a la droga entre la población joven está creciendo. Hoy la droga es más barata y se consigue con más facilidad en las calles que hace tres años. Según el secretario de Seguridad Pública federal, Genaro García Luna, en su reciente comparecencia en la Comisión Permanente, el valor del mercado de drogas en México se duplicó en los últimos seis meses, al pasar de 431 millones a 811 millones de dólares. En el mismo lapso el consumo de cocaína se triplicó (1.5 millones de consumidores), el de mariguana creció 50% (tres millones de adictos) y el de anfetaminas aumentó 30%. Es decir, hay una metástasis en las adicciones. ¿Mejor prueba del fracaso de la estrategia que estas cifras oficiales?

La semana pasada el gobierno anunciaría en Ciudad Juárez un cambio en el tratamiento médico. Habría quimioterapia social y radioterapia ciudadana, no sólo el torniquete rudimentario (patrullajes militares y policiales). La protesta y la resistencia ciudadanas neutralizaron el nuevo enfoque. Una sintomatología delicada se presenta cuando el paciente reacciona virulentamente contra un nuevo tratamiento. Significa que el cáncer entró en metástasis avanzada… o simplemente que es hora de cambiar de médico.

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