lunes, 1 de febrero de 2010

No, no y no--Polimnia Romana

La alianza con el PAN que pretende Jesús Ortega en Veracruz es lo último a lo que ha llegado su servilismo a Calderón. Apoyar a Miguel Ángel Yunes Linares, expriísta y gordillista de hueso colorado, no es sólo una tontería sino una verdadera traición.

Los miles de trabajadores que han sido perjudicados con la Ley del ISSSTE, cuyo titular sigue siendo Yunes, jamás aceptarán esa locura.


Jesús Ortega le ha hecho mucho daño al PRD y ahora pretende hacérselo a los veracruzanos ayudando al PAN para que sean gobernados por un tipo acusado de pederasta, que se mantiene en la total impunidad gracias a su cercanía con Calderón y Gordillo.


Leí la serie de comentarios de lectores en los diarios que publicaron la nota. No son para menos las descalificaciones e insultos que recibió Jesús Ortega.


Parece que lo hace a propósito para deslindarse de la postura del Presidente Legítimo respecto a las alianzas con el PRI y con el PAN. No entiende que esos partidos son los que han provocado la crisis económica, política y social que padecemos los mexicanos, y que el país está al borde de un estallido social si no se produce un cambio verdadero.


¿Qué puede ganar el PRD aliándose al PRI o al PAN?


Absolutamente nada. Lo único que han conseguido los chuchos es la división y el desprestigio de la izquierda. Un partido que costó sangre construir, lo han hecho pedazos en menos de tres años. Pero las bases inconformes con este entreguismo de los chuchos no van a seguir al pie de la letra las tonterías que proponen sus “dirigentes”, al contrario, han marcado su distancia y se organizan en torno al único líder de la oposición que no ha claudicado, que sigue en pie de lucha, de una lucha pacífica por la transformación de México.


Sabemos que las elecciones estarán manchadas y manipuladas por los dueños del dinero, que no quieren perder privilegios. Sin embargo, el hartazgo y la concientización del pueblo pueden cambiar los resultados y salvar a México.


No hay mal que dure cien años.

No sabemos exactamente cuánto tiempo falte pero de lo que podemos estar absolutamente seguros es que el cambio verdadero se dará.

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