domingo, 11 de abril de 2010

El mitin de Rafael Rangel Sostmann en el Tec de Monterrey -- Federico Arreola

Hace un mes, reunidos en la casa del monero Helguera, mientras hablábamos de asuntos relacionados con la revista El Chamuco, resultó inevitable el tema de la guerra perdida de Felipe Calderón contra el narco.


Con evidente preocupación, El Fisgón dijo que ya era real la posibilidad de que el Ejército de Estados Unidos interviniera en México no solo con el visto bueno del gobierno federal panista, sino a solicitud del propio Calderón.


“Y como está tan jodida la cosa en México”, dijo Helguera, bromeando, “cuando los gringos lleguen vamos a leer desplegados a plana entera: Bienvenidos, señores marines. Firmados por el EPR y el EZLN”.


El comentario del monero era una burla, sí, pero también una manera de decir que no solo los grupos de extrema derecha, sobre todo empresariales, hartos de la guerra de Calderón que cuesta ya tantas vidas, buscan ahora salidas extremas al problema.


Qué guerra tan inútil. La comenzó Calderón a lo puro pendejo y, como era previsible, ha logrado el efecto opuesto al deseado: mientras las fuerzas armadas mexicanas más narcotraficantes matan, más narcotraficantes aparecen.


Y no solo han muerto mafiosos. Cada día, por desgracia, caen más inocentes. Como los estudiantes del Tecnológico de Monterrey que tuvieron la “suerte” de morir baleados en el campus universitario. Esto hizo posible que la presión de la comunidad académica corrigiera el informe inicial: que los dos muchachos asesinados eran “sicarios” que habían sido alcanzados por las balas del Ejército.


Hoy se sabe que los dos estudiantes eran inocentes. La que no se ha refutado es la segunda parte de la historia contada al principio por las autoridades: que los acribillaron soldados.


Este domingo habrá una marcha en el Tecnológico de Monterrey, encabezada por el rector, Rafael Rangel Sostmann, en la que se protestará por esos crímenes y se presentarán “soluciones”.


Ojalá los que hablen en el evento tomen en cuenta que lo planteado este domingo en la revista Proceso no puede, de ninguna manera, ser una solución. Lo sintetizo enseguida:


“Un informe del Servicio de Investigaciones del Congreso de Estados Unidos considera indispensable una mayor intervención directa del Pentágono en México. La razón: en vez de disminuir, la narcoviolencia se ha extendido a todos los estados y puede envolver también a la frontera sur estadunidense. Con un mayor apoyo de Washington, agrega el reporte, los cárteles de la droga podrían ser desmantelados en aproximadamente una década. Pero hay un problema: aun con todo el respaldo del Departamento de Defensa, puede sobrevenir otro fracaso porque todos los órdenes de gobierno en México están contaminados por la corrupción”.


Cualquier cosa, menos eso

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