miércoles, 7 de abril de 2010

Los muertos sólo mueren si los vivos los olvidan --Polimnia Romana-

No está por demás recalcar lo dicho el lunes 5 de abril por los deudos del Ingeniero Heberto Castillo Martínez en la ceremonia por su aniversario luctuoso.


La nota del compañero Ciro Pérez Silva, quien cubrió el evento, nos lleva a recapacitar si la izquierda mexicana realmente está a la altura de las circunstancias actuales.


El delegado de Coyacán, Raúl Flores, expresó que el mejor homenaje que podría hacerse a un hombre de izquierda, como fue Heberto Castillo, sería volver al origen de la lucha por la democracia y revisar si la izquierda en México no ha perdido el rumbo en estos momentos de crisis económica y violencia por los que atraviesa el país.


Quienes aún honran su vida y su muerte no olvidan que el ingeniero Herberto Castillo Martínez siempre buscó el bien de los demás por encima del propio, y que alcanzó una estatura política que le impidió renunciar a sus ideales y principios.


Muchos de los que no asistieron a la ceremonia, y que se han beneficiado políticamente de la lucha democrática iniciada por Heberto Castillo, posiblemente han olvidado también que el verdadero cambio sólo puede gestarse desde una izquierda unida que no pierda de vista el bien de la sociedad entera, porque al actuar por intereses clientelares o de grupo lo único que logran es que las cosas sigan igual y que el pueblo y la nación sigan siendo perjudicados por la clase política corrupta, aliada a los enemigos históricos de la patria.


Durante la ceremonia se guardó un minuto de silencio por los 49 niños que murieron quemados hace 10 meses en una guardería subrogda por el IMSSS, a quienes tampoco se les ha hecho justicia.


El ingeniero Heberto Castillo sigue vivo en la memoria de sus hijos, de su esposa y de la gente que no lo olvida porque sigue abanderando y luchando por las causas justas.

Para los que han cambiado su forma de ser y de pensar, los que pasan por alto la auténtica democracia y se alían a los personajes siniestros que han ocasionado el caos, el temor y la desesperanza del pueblo, para ellos sí ha muerto el ingeniero Heberto Castillo y ningún recuerdo de su ejemplo y su entereza queda en su memoria.

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