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domingo, 13 de junio de 2010
IETU y guerra contra el narco, errores garrafales de Calderón: Rogelio Sada Zambrano
Decepcionado, dice que el PAN se está convirtiendo en cadáver
No se crean empleos de calidad y son inaceptables los daños colaterales del combate al crimen. El Ejército no está preparado para distinguir entre civiles, delincuentes o traficantes, además de que el fuero militar es una aberración, señala
El empresario Rogelio Sada Zambrano en entrevista con La JornadaFoto Sanjuana Martínez
Operativo militar en Monterrey, Nuevo León, en el contexto de la lucha contra el narcotráfico emprendida por el gobierno de Felipe CalderónFoto Reuters
Sanjuana Martínez
Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
Domingo 13 de junio de 2010, p. 6
Miembro de la saga de empresarios de una de las familias más acaudaladas de México, Rogelio Sada Zambrano, político, pintor, ingeniero y filólogo, dice sentirse decepcionado del PAN, del presidente Felipe Calderón y de la democracia actual. ¿La razón? Haber luchado en favor de algo que sigue sin funcionar en el país: “el sufragio efectivo”.
Ideólogo del blanquiazul, Sada Zambrano luce relajado y reflexivo sentado en su oficina mientras hace un balance del actual gobierno, de la cuestionable actuación del Ejército, la inseguridad, la corrupción de los empresarios y los errores de Calderón en materia económica: “Mi desesperación es no encontrar el camino. Mi lucha por el sufragio efectivo no produjo ningún efecto favorable para México…Veo un México anquilosado, con una burocracia corrupta, inepta, y una penetración impresionante de la corrupción al sector privado”.
En entrevista con La Jornada, el empresario regiomontano, fundador y vicepresidente del Consejo Coordinador Empresarial y ex director de Vitro, señala que empezó su lucha política apoyando la candidatura presidencial de Manuel Clouthier, en 1988. Fue diputado federal en 1997, y síndico primero del ayuntamiento de Monterrey el año pasado: “Mi grado de decepción es tal que estoy considerando seriamente abandonar el PAN”.
Partidocracia exagerada
–¿Cuál es su balance de los años de gobierno de Felipe Calderón?
–Sufro una gran decepción filosófica y política. Luché muchos años por el sufragio efectivo porque estaba convencido de que sería el antídoto contra la corrupción. Efectivamente, con la 57 Legislatura logramos avanzar y ver claro que había un sufragio efectivo, y después de una lucha muy larga se constituyó el IFE (Instituto Federal Electoral) con toda plenitud. Vimos que en 2000 hubo una alternancia en el poder, pero observo que las lacras principales del país siguen estando: corrupción y corporativismo, no sólo sindical, sino de los empresarios y de los partidos, porque hemos construido una partidocracia exagerada. Todo esto sigue intocado.
–¿Ni el sexenio del cambio, el de Vicente Fox, lo modificó?
–No. En ese sexenio hubo un bicéfalo en la presidencia: Fox y Marta a cargo del gobierno mexicano (risas). Y en el actual se ha dado el absoluto no cambio. Todas las modificaciones hechas por Felipe Calderón son para dorar la píldora, son superficiales, no van al fondo. Este gobierno titubea para quitar los monopolios de las comunicaciones, por ejemplo. En fin, sigue siendo el mismo México anquilosado.
–¿Cuál es su balance de los años del sexenio de Calderón?
–Este sexenio iba a ser el de la ocupación. Independientemente de la crisis externa, internamente Calderón ha cometido errores garrafales. Un ejemplo: la aplicación del IETU (impuesto empresarial a tasa única) favorable hacia el empleo. Ningún empresario mediano le entiende a ese nuevo rollo. Es una contradicción garrafal y unas injusticias tremendas. Además, no es un generador de trabajo. El IETU no lo favorece. No se premia a quien crea ocupación, todo lo contrario del impuesto sobre la renta, y es una contradicción a la campaña de Calderón.
–¿Además de éste, cuáles han sido los principales errores de Felipe Calderón?
–La declaración de guerra contra la delincuencia organizada se inició tarde, por los otros gobiernos omisos, y no vía la negociación, que era lo que se había hecho antes…
–¿Usted cree que Calderón no ha negociado con el cártel de El Chapo Guzmán?
–Se presenta mucho como duda. Me parecería trágico que así fuera. No tengo elementos para opinar que así es, pero es trágico favorecer a una parte del crimen organizado. Cría cuervos y te comerán los ojos. Si esa es la realidad, me parece extraordinariamente nefasta. Tampoco tengo elementos para decir que se está combatiendo a El Chapo y sus secuaces.
–Lo que está claro es que sigue libre desde el gobierno de Vicente Fox, cuando se escapó sospechosamente de una cárcel de Guadalajara. Y durante el sexenio de Calderón aún continúa libre, supuestamente paseándose por el Triángulo Dorado…
–Es muy lamentable que exista la duda. Ojalá hubiera contundencia en su persecución.
Policía única
–¿Qué opina de la actuación del Ejército en esta guerra declarada por Calderón contra la delincuencia organizada?
–Estos daños colaterales son inaceptables. La falta de preparación del Ejército para distinguir claramente entre civiles, delincuentes, narcotraficantes o sicarios es algo para lo cual no estamos preparados. Nos falta mucho. Es necesario que evolucionemos a una policía que claramente pueda distinguir los derechos humanos y la protección de los civiles. El Ejército no nace para combatir el narcotráfico, sino para defender a la patria de extranjeros y para dar servicios de auxilio en emergencias.
–¿Hay que sacar al Ejército de las calles?
–Sí, siempre y cuando exista la policía única, cuyo proceso hay que acelerar, es decir, 32 policías con fuerte coordinación y poder. Las 4 mil policías municipales son muy vulnerables y con facilidad pasan a las filas de la delincuencia organizada.
–Por ahora hay una actitud del Ejército de enlodar a las víctimas.
–El origen es la falta de preparación. La pregunta es: ¿por qué niegan los errores? La negación de los errores proviene de un régimen estricto de obediencia y cumplimiento de la disciplina militar, que está profundamente arraigada. Su posición es casi de “somos perfectos”, sin aceptar el error.
–Los militares están protegidos por el fuero militar; cuando cometen delitos no son juzgados por el mismo marco legal que el resto de los mexicanos.
–El fuero militar es una gran aberración. Es urgente que se produzca esta nueva ley de seguridad nacional, para que los delitos de orden común de los soldados sean juzgados por lo civil. De lo contrario, genera impunidad, y es como anular la división de poderes con el judicial.
–¿Se convierten los militares en una casta de privilegiados?
–Sí, con derecho de matar.
–La inseguridad que padece México se vive en la cotidianidad con la industria del secuestro. Usted ha sido víctima de secuestro… ¿cómo vivió eso?
–Dos veces fui secuestrado en el Distrito Federal, pero afortunadamente fueron exprés. Muy feo: unas horitas con tres pistolas encima; pero al fin, unas horitas. Lo malo es que la industria va creciendo y ha adquirido dimensiones impresionantes.
–¿Cómo se vive con el miedo al secuestro cuando se tiene dinero, lo digo por el caso de Diego Fernández de Cevallos?
–Desde el asesinato del tío Eugenio (Garza Sada), yo era directivo de Vitro y armé a todo mundo. Los protegí con todo lo necesario. Pero tengo que decirlo: es una vida muy mutilada, pierdes mucha libertad.
–Antes les llamaban guardias blancas a los escoltas de los empresarios, pero ahora se ve en Monterrey un fenómeno de auténtico paramilitarismo.
–La gente tiene que defenderse. Yo no le privaría el derecho de defensa a nadie. Mientras exista este clima de amenaza, me parece plenamente legítimo que se defiendan. ¿La gente tiene derecho a tener un arma en casa para defenderse? Absolutamente, sí. El derecho a la autodefensa es un derecho humano.
Todas las modificaciones hechas por Calderón son para dorar la píldora, dice Rogelio Sada Zambrano. En la imagen, el Presidente durante el abanderamiento de la selección de futbol, en mayo pasadoFoto Yazmín Ortega Cortés
El PAN genera impunidad
–¿Su decepción del PAN es porque ese partido también se ha corrompido?
–La pregunta es: ¿cómo hacemos para constituir un partido que siempre anteponga el bien de la nación al bien del partido o de sus militantes?
–Se supone que eso lo hace el PAN.
–Actualmente no lo hace. Me tiene muy decepcionado.
–¿En qué se ha convertido Acción Nacional?
–Vive un axioma preocupante: antes otorgar impunidad que afrontar un escándalo. Ejemplo vivo de esto es el ex alcalde de Monterrey Adalberto Madero. Antes de enfrentar la corrupción, han otorgado impunidad. Es un daño descomunal.
–Usted fue síndico primero en el ayuntamiento y lo denunció. ¿Qué pasó?
–Esta causa la he perseguido con mucha entrega. No dejar esa impunidad, pero me he estrellado con la burocracia más espantosa del PAN no sólo estatal, sino nacional, y allá han hecho lo indecible por no entrarle al caso. Por pruritos legales no han tocado mi denuncia, cuando debería ser ex oficio. Allí están violando reglamentos porque deben procesar las denuncias en un tiempo límite. En Nuevo León, el PAN está dominado por la perversa trinidad.
–Entonces, ¿en el PAN no están las manos limpias?
–Diría que están más que las del PRI, pero para mí no es suficiente. Estamos muy lejos de observar los principios básicos de doctrina de Acción Nacional. Manuel Gómez Morín se revolcaría viendo lo que se está haciendo. Perdimos el derrotero, están anteponiendo el poder a la observancia estricta de nuestros principios, y me decepciona muchísimo, al grado de sentirme muy impotente.
–¿Y Felipe Calderón hace algo?
–Ojalá no haga nada, porque los partidos deben manejarse en forma muy distinta a lo que nos heredó el PRI. Es un miembro más del partido, pero está resultando excesivamente influyente. Eso no me gusta para nada. El partido debe estar dedicado a servir al pueblo, conforme a sus principios, y no a una visión de gobierno, aunque el Presidente sea panista. Es presidente de la República, no conductor de los destinos de Acción Nacional.
–A Calderón le ha resultado fácil meter las manos en el partido.
–Porque el PAN deja meter las manos a quien sea. El partido tiene que ser fiel a su filosofía, y ésta dice que no tiene que ganar poder, sino servir. Hay una diferencia gigantesca entre las dos filosofías.
–¿Y el dedazo desde la Presidencia?
–Los mecanismos que hay son de un voto real. Existe sufragio efectivo, lo que sucede es que hay perversión dentro de la militancia. Hay panistas que tienen mi admiración profunda, mexicanos ejemplares. Podría dar 100 nombres pero, lamentablemente, el sufragio efectivo en Nuevo León, por ejemplo, es de tribu, y de seguir una consigna. Si no la sigo, no tengo premios futuros y tengo castigos actuales. Es un camino para ganar poder de un cadáver a la postre.
–¿El PAN puede convertirse en un cadáver?
–Sí, porque está perdiendo su prestigio de partido honesto, al servicio de la comunidad por encima de todo. Se está convirtiendo en cadáver.
–Decepcionado como se siente, ¿piensa abandonar el PAN?
–Estoy considerándolo seriamente. No lo he decidido. Quizás le he estado dando demasiada importancia a la prueba final a la que quiero someter a Acción Nacional, que es expulsar a Adalberto Madero. ¿En qué partido estoy si no sabe castigar una cuestión tan evidente?
–Usted luchó junto a Manuel Clouthier por el sufragio efectivo, aportó al PAN principios fundamentales, supongo que no es fácil decir: ahí se los dejo.
–Aunado a esa cuestión sentimental, está el hecho de que no veo otro partido con principios que coincidan con los míos. La visión que nace de la doctrina social cristiana, no siendo yo cristiano, está fundamentada en el respeto al derecho del hombre. Esa es la raíz de la filosofía que los próceres de Acción Nacional pusieron en blanco y negro y ha sido el sustento en el cual se había desarrollado el partido.
–Seguro que a otro partido le gustaría tenerlo.
–¿Dónde voy a caer? ¿En el PRI? Me vomito. ¿Y los otros partidos, como el PT, que es un mercader? Y en el PRD, que ha tenido gente de izquierda de primerísima, entregada, con una visión social profunda, veo contaminaciones mucho más extremas que las del PAN.
–¿Y formar un nuevo partido?
–Quizás. Es una tarea fantásticamente cuesta arriba. En el norte del país podría ser un buen elemento como punto de balance al PAN; sería un partido bisagra. Y la misma pregunta surge: ¿Cómo podríamos inocular a ese nuevo partido de la corrupción y de esa ansia de poder absoluto por encima de los intereses de la población? No tengo respuesta.
–¿Y qué opina de Calderón?
–No me gusta su calidad de selección de personal, para ponerlo en términos laborales. Tiene un equipo muy débil. Está clara su entrega a su función, pero con errores crasos y con desviaciones para seguir siendo panista máximo. Eso no es para lo que lo eligió el pueblo.
–¿Los empresarios no están muy contentos con él?
–No, por las desviaciones importantes de su conducción de la economía.
Empresarios fáciles
–¿Qué dirían sus tíos, la saga de empresarios a que pertenece, si vieran en lo que se ha convertido el capital regiomontano, ahora en manos de extranjeros?
–Desde la mordaza de Cristal fui marginado de la vida empresarial. Podría ver una explicación o excusa: el avance de la era global. Lo atribuyo a una miopía. Quizá se desviaron mucho de la filosofía fundamental, que era construir riqueza, y se fueron con el dicho de que “el que no transa no avanza”; o ganar mucho y trabajar poco. Esto ha carcomido la visión de ahorro, inversión, trabajo y solidaridad.
–¿Una visión que buscaba el bienestar social?
–No lo siento así ahora en el corazón de los empresarios. Esa filosofía que dice: mi misión es fijarme en el último renglón, el de las utilidades, es una visión que carcome la esencia de una empresa. Cuando la visión de la empresa debería ser la armonía social, que finalmente te produzca eso para poder sostener creciente la contribución a todos los sectores, incluidos los trabajadores, accionistas y proveedores, para producir un crecimiento gradual y sostenido, pero se ha perdido.
–¿Ahora los empresarios quieren ganar todo a manos llenas?
–Sí.
–No quieren repartir. Don Eugenio Garza Sada proponía repartir para participar activamente en la distribución de la riqueza.
–Con el crecimiento del empleo, un empleo que esté lo más robustecido con bienestar. La visión antes era: no hay escuelas, hay que hacerlas; las condiciones de las viviendas son inadecuadas, hay que dar vivienda. La cultura del trabajador que con la quincena se iba al cantinazo, la salvaguardábamos dando a las familias su despensa, que garantizará su alimentación. Quizás hoy esta visión la considerarían paternalista, pero para la cultura de entonces era importante. Ahora la cultura empresarial es el de éxitos rápidos.
–¿Algunos ejemplos?
–Los prototipos del empresario rápido y genial para conseguir riqueza allí están: Bill Gates, Steve Jobs o Carlos Slim, un ejemplo pésimo de empresario.
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