martes, 15 de junio de 2010

México SA---Guardería ABC: no basta con el pésame ---No responsabilizar, igual a convalidar..--IMSS: atento “aviso” a informadores


Carlos Fernández-Vega
Para la Suprema Corte de Justicia de la Nación empezó ayer una larga semana de debate público, aderezado con presiones privadas, fuera de cuadro, de los implicados, directa o indirectamente, en la muerte de 49 niños en la guardería ABC de Hermosillo, tipificados así en el detallado dictamen del ministro Arturo Zaldívar, quien ayer defendió pruebas, tesis y conclusiones, es decir, las que abiertamente responsabilizan de la tragedia a Juan Molinar Horcasitas, David Karam, Eduardo Bours y 11 funcionarios y ex funcionarios más.

Durante su presentación, el ministro Zaldívar, contundente, subrayó la necesidad de que la SCJN “envíe un mensaje claro a la sociedad de que nuestro país debe dejar de ser un lugar donde todo pasa y no pasa nada; en el que suceden cosas muy graves y no hay consecuencias; en el que pueden morir 49 niños quemados por negligencias de las autoridades y no hay responsables. No basta con el pésame, el luto o las lamentaciones. Si la muerte de 49 niños no es suficiente para señalar a los responsables, ¿qué tiene que pasar en este país para que actuemos con energía? Tengamos claro que servidores públicos irresponsables constituyen un Estado irresponsable. Responsabilizar hoy es enviar un mensaje que obligará a tomar previsiones, a construir agendas de riesgos, a actuar con mayor acuciosidad en el ejercicio de la función pública. No responsabilizar significa convalidar que hay manera de maniobrar desde un cargo público para permanecer en él pase lo que pase, sin importar qué se haya hecho o qué se haya dejado de hacer en relación con la vulneración de los derechos humanos”.

Son 14 los funcionarios y ex funcionarios (federales, estatales y municipales) señalados por el ministro Zaldívar como responsables de la tragedia del 5 de junio de 2009 en Hermosillo, pero los reflectores se enfocan en tres de ellos: Juan Molinar Horcasitas, el de la “conciencia tranquila”, ex director del IMSS y actual secretario de Comunicaciones y Transportes, ambos cargos por cortesía de Felipe Calderón, por mucho que el ex consejero del IFE careciera de mínima experiencia para estar al frente de ese par de posiciones en el sector público; Daniel Karam, director general en funciones del IMSS, un economista por el ITAM (“asesor en materia de propuestas y discurso de Felipe Calderón en tiempos de la campaña electoral”, como se apunta en su currículum oficial), con algunos cargos previos al actual en el Instituto, pero siempre en el área financiera; Eduardo Bours Castelo, un empresario pollero metido a político, con oscuro pasado –y alto costo para la nación– en el asunto del Fobaproa, entre otras gracias. También aparece Carla Rochín Nieto, ex coordinadora nacional de guarderías del IMSS, amiga de las amigas (en este caso de Margarita Zavala), cuya enorme experiencia se limita ser licenciada en diseño de interiores, gerente de un restaurante en Guanajuato (El Gallo Pitagórico) y diputada por Acción Nacional (compañera de bancada de la hoy inquilina de Los Pinos).

Más allá de los señalamientos del ministro Zaldívar en torno al caso de la guardería ABC, hay que subrayar que los alegres nombramientos de los citados tres funcionarios y ex funcionarios ligados al IMSS, todos ellos cortesía de Felipe Calderón, muestran un desaseo espeluznante, toda vez que ninguno tenía experiencia en el manejo y dirección de una institución enorme no sólo por su tamaño, sino, especialmente, por su alcance social, funcionarios que, junto con otros de administraciones anteriores, se dedicaron a desmantelar la institución. Cierto es que el dictamen del citado ministro no es vinculante, pero sin lugar a dudas, suceda lo que suceda, si algo de inteligencia queda, de este minucioso estudio sobre la realidad que vive el Instituto Mexicano del Seguro Social deben obtenerse enseñanzas para impedir no sólo la repetición de tragedias como la de Hermosillo, sino evitar el nombramiento, por cercanía más que por experiencia y capacidades, de amigos, socios y cómplices al frente de organismos públicos como el citado.
Podrían comenzar con ser más cuidadosos en la designación de funcionarios, porque en el caso concreto de Molinar Horcasitas y su designación al frente de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, ¿qué hace un politólogo en la dirección general del IMSS y/o en la oficina principal de la SCT? Pero como tiempo atrás se comentó en este espacio, ¿qué resultados garantiza un “gobierno” cuando, por ejemplo, se nombra a otro politólogo como secretario de Educación Pública, y antes, en el mismo puesto, a una ex gerente de fábrica de pinturas, hoy pastora del rebaño panista en San Lázaro; a un ingeniero mecánico como titular de Seguridad Pública Federal; a un abogado corporativo como cabeza en Gobernación; a un pianista en la Secretaría del Trabajo y, en fin, a un ex baterista de Timbiriche en Comunicación Social de Los Pinos? De igual forma en el gobierno de Sonora: un empresario de la élite, junto con su familia dueño de medio estado, con la bola de cuates y compadres en puestos clave, que ni de lejos garantiza el interés colectivo. Nada distinta resulta la práctica generalizada entre los partidos políticos: seleccionar productos, no candidatos, que de cualquier suerte el marketing hace lo demás. Allí hay una responsabilidad de lesa progenitora en la insaciable cuan ineficiente clase política, que se retuerce al primer señalamiento.

Las rebanadas del pastel

Nadie espera un jardín de rosas en el debate que ayer comenzó en la SCJN, pero en casos como éste las casualidades no existen: como por arte de magia se registran actos de “autoridad” que bien se traducen en descaradas presiones para quienes no deciden, pero sí informan de lo que sucede en el máximo tribunal y a quién responsabiliza de uno u otro hecho. Los ministros reciben todo tipo de presiones para no pronunciarse a favor del citado dictamen, aunque ellas se cocinan aparte. En cambio, los informadores recibieron ayer su primera llamada: “la única guardería para hijos de mamás periodistas, derechohabientes del IMSS, cerrará hoy sus puertas, después de 20 años de dar servicio… la Guardería 048 tuvo, desde su origen, la finalidad de apoyar a las mamás reporteras en la atención de sus hijos, mientras ellas se dedicaban a sus actividades periodísticas. Después de casi dos décadas de servicio ininterrumpido, hoy será el último día que opere debido a que el IMSS decidió cerrarla por motivos de seguridad… Apenas un mes antes (el IMSS) había emitido un oficio en el que reportaba que la guardería reunía todas las condiciones de seguridad” (El Universal).

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