Mientras defiende a duras penas su cruenta y costosa guerra contra el narco —ahora llamada eufemísticamente “lucha contra la inseguridad”— el presidente Calderón se lanza a una nueva conflagración, ésta política y contra sus antiguos aliados del PRI. Sin aparecer al mando, desde un origen incierto, se bombardea con grabaciones telefónicas, fruto de espionaje ilegal, a los gobernadores priístas, a quienes exhiben sus viejos vicios, su ilegal operación electorera y el desvío millonario en los comicios.
Según los priístas, Calderón usó como mensajero a su peón César Nava y empleó ilegalmente al Cisen para espiar a los mandatarios del PRI. Los obuses contra Fidel Herrera, primero, y ahora contra Ulises Ruiz, sólo pueden salir, según los del PRI —que algo saben de espionaje— de las estructuras federales de inteligencia que tendrían la capacidad para intervenir comunicaciones de gobernadores.
Hasta ahí la historia cuadra y la presencia de Nava difundiendo y propalando las primeras grabaciones, tiene lógica. Sin embargo, en la suciedad en que ya se convierte la contienda política mexicana, surge otra versión inquietante que dice que el espionaje que balconeó las delictivas formas de los gobernadores priístas, pudo surgir de otro aparato de un gobierno estatal y comandando por otro priísta.
Es decir, que para algunas fuentes de inteligencia militar que han rastreado las grabaciones contra Herrera, la fuente podría no ser, como dicen los del PRI, federal sino estatal, un ataque de fuego amigo. La versión dice que Herrera infiltró espías al aparato de un importante gobernador priísta, el mejor posicionado hacia 2012, y que éste, al enterarse, respondió grabando sus conversaciones para luego difundirlas.
Sea una ofensiva político-electoral desde Los Pinos o un ajuste de cuentas entre priístas rumbo a 2012, lo cierto es que los escándalos, junto con la podredumbre que exhiben en la forma de operar de los gobernadores, han enrarecido el ambiente y han escalado el nivel de disputa cuando faltan un par de semanas para la renovación de 12 gubernaturas y dos años todavía para la batalla por la Presidencia. ¿Hasta donde llegará la guerra sucia? Ya veremos.
NOTAS INDISCRETAS… El domingo los tuiteros se divirtieron con un agarrón verbal entre Javier Lozano y Manuel Espino. El ex dirigente panista llamó al secretario del Trabajo “inepto”, “arribista” y “pobre priísta”, retándolo a debatir públicamente sobre la escasa generación de empleo en el gobierno federal. Lozano, con los pulgares incendiados le exigió al panista leer la ley orgánica de la administración federal, antes de pedir un debate y lo acusó de ignorante. El pleito comenzó cuando Espino tuiteó: “Ya estoy dudando de que @felipecalderon atienda su cuenta de twitter. Le he propuesto dialogar por este medio y no responde. No temas Presidente”, a lo que el fajador Lozano entró al quite por su jefe. La discusión subió de tono y hasta insinuaciones de narco hubo entre los dos panistas… Los dados mandan Escalera. Buen arranque de semana.
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