lunes, 7 de marzo de 2011

Editorial EL UNIVERSAL La inseguridad preocupa en DF

Hace algunos años, cuando el crimen organizado todavía no desataba la guerra que hoy padecemos, cuando Monterrey no vivía narcobloqueos y en Tampico nadie temía salir por las noches, la ciudad de México era la oveja negra de la seguridad pública. Las personas de otros estados temían venir a la capital del país debido a los asaltos, los secuestros, las extorsiones. Ahora los papeles se han invertido.
Empresas y personas acosadas se refugian en el Distrito Federal, donde aún existe cierta paz en términos de balaceras, bombas y ejecuciones. Pero, ¿esto quiere decir que el problema de la delincuencia en el DF ha desaparecido, o acaso fue opacada por la acción de los cárteles en el resto de la República?
La persistencia de este problema en la capital del país se manifiesta en la percepción que sus habitantes siguen reflejando en las encuestas. A la pregunta constante sobre cuál es el principal problema de la ciudad, los defeños responden: la inseguridad. De acuerdo con la Séptima Encuesta Nacional sobre Inseguridad 2010, del INEGI, el Distrito Federal fue la entidad donde más ciudadanos admitieron haber sido víctimas de algún delito (dos de cada 10). El promedio nacional es uno de cada 10.
EL UNIVERSAL consultó a los 16 delegados que gobiernan el Distrito Federal. De ellos, 12 aseguran que el principal desafío que enfrentan es el de la seguridad. Queda claro, pues, que tanto a nivel de autoridades locales como de ciudadanía el temor al crimen sigue presente. Los delitos por los cuales los paisanos evitaban hace algún tiempo venir a esta ciudad, si bien podrían no ser los mismos que antaño, aún afectan la tranquilidad de todos.
En distintos momentos los funcionarios del gobierno del DF han asegurado que las instituciones de seguridad son mejores en la ciudad de México. Es probable que tengan razón, como debe corresponder a la sede de los poderes federales. Sin embargo, incluso si la aseveración fuera cierta, eso no basta.
A las cámaras de vigilancia, los botones de auxilio, la utilización de nuevas tecnologías y de bases de datos —méritos, entre otros, de la presente administración— deben seguir la profesionalización de los policías, la transformación de los Ministerios Públicos en verdaderos agentes de investigación y una cruzada más férrea contra la corrupción.
Para combatir la incertidumbre de los capitalinos hay que blindar a la ciudad de los males que asolan a otras partes del país, pero también convencerlos de que la inseguridad local, no por endémica es invencible.

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