El domingo fue para mí un día de fiesta interior. La alegría de ver reunida a tanta gente valiosa en el Auditorio Nacional fue al mismo tiempo una especie de satisfacción. Me siento privilegiada por la oportunidad de conocer de cerca a los colaboradores de Andrés Manuel López Obrador y también a los millones de mexicanos que lo apoyan por todo el territorio nacional. Han sido muchos años de recorridos por pueblos y municipios en los que he podido observar esos rostros esperanzados que volví a ver el domingo.
Por más que traten de desanimarnos los medios de comunicación, omitiendo o descalificando el avance de este Movimiento, no han logrado derrotarnos. Porque no se trata sólo del número de afiliados y simpatizantes convencidos de que un cambio real por la vía pacífica es urgente en el país, se trata más bien del camino que hemos elegido para conseguirlo.
Actuar con honestidad y en pro del bien común es ya un triunfo en este México que se desangra por la violencia, en este México que los dueños del dinero han pretendido dividir para que no se concrete la democracia.
Nuestro paso por el mundo es efímero, hay que hacer un alto y reflexionar si vale la pena perseguir lo intrascendente, como son el dinero y el poder, o vivir luchando por la armonía y la paz, que son fruto de la justicia.
Nadie en su sano juicio puede creer que la desigualdad a la que nos llevaron los gobiernos pasados, y el actual, va a traducirse en bienestar para todos. Unos cuantos pueden “gozar” de privilegios pero a un costo muy alto.
La descomposición social y el abandono de nuestros jóvenes y de nuestras fuentes de trabajo, la violación de los derechos humanos, la entrega de nuestros recursos y de nuestra soberanía a manos extranjeras, y demás atrocidades que se cometen desde el poder contra la población, no nos auguran un mejor futuro sino todo lo contrario.
Tampoco se trata de caminar por inercia diciendo que las cosas son así y no hay nada que hacer. Hay mucho que hacer en este país rico en recursos naturales y con un pueblo esencialmente noble y trabajador. Hay mucho que rescatar de las manos de los opresores y traidores a la patria.
El Proyecto Alternativo de Nación que presentó Andrés Manuel el domingo pasado es el camino para recuperar a México y a su pueblo. Es cierto que hay muchos intereses de por medio que tratarán de obstaculizarnos nuevamente, pero el camino ya está trazado y mientras no nos apartemos de él vamos a vivir con la frente en alto y la satisfacción del deber cumplido.
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