jueves, 10 de marzo de 2011

TRASCENDIO

Que la secretaria de Relaciones Exteriores, Patricia Espinosa, estuvo este miércoles muy rápida y, al parecer, hasta furiosa, porque no aceptó por ningún motivo responder a las preguntas sobre el operativo y contrabando de armas de Estados Unidos a México que van a parar a manos del crimen organizado.

La canciller compareció, junto con los secretarios de Economía, Bruno Ferrari, y de Agricultura, Francisco Mayorga, ante comisiones, para hablar sobre los tratados de libre comercio con Venezuela, Colombia y Perú.

Para evadir a los medios la secretaria fue sacada por la puerta de atrás junto con los otros funcionarios, evitando así hablar del asunto. Pero lo que sea de cada quien: si Janet Napolitano no sabía del operativo, o eso dice, qué iba a declarar la canciller mexicana.

Que el proyecto de reforma laboral que este jueves presentará formalmente la fracción del PRI en la Cámara de Diputados cuenta ya con la adhesión del PVEM, mientras que el PRD y el PT reconocen “algunas coincidencias”.

Según los legisladores priistas encabezados por Francisco Rojas, el principal obstáculo a su iniciativa se llama Javier Lozano, cuya propuesta de reformas a la Ley Federal del Trabajo cumple ya un año en la congeladora de San Lázaro, sin conseguir respaldo de los opositores.

Por cierto, el secretario del Trabajo no la ve llegar, si se le suma el fiasco de la venta de Mexicana en el peor momento: cuando se barajan a diario los tapados panistas.

Que al legislador pejista Mario di Costanzo le llevó un año y medio, pero finalmente acabó con la paciencia del panista Mario Alberto Becerra, presidente de la Comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados.

Ayer, Di Costanzo mantuvo su línea de cuestionar a Becerra durante el encuentro de la comisión, como lo ha hecho desde el comienzo de la legislatura en curso.

Pero al término de la reunión, cuando el diputado del PT iba ya camino a su oficina, el corpulento legislador del PAN le dio alcance y lo encaró para advertirle: “¡Deja de estarme chingando! ¡El que se lleva se aguanta, cabrón!”

El priista Óscar Levín entró al quite y se interpuso entre ambos para evitar un show de pronóstico reservado en plena explanada del Palacio de San Lázaro.

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