jueves, 15 de marzo de 2012

México SA-- Logro mensual, fracaso sexenal-- Calderón: ¿a ver a qué horas?-- Empleo formal: 4 millones fuera-- Carlos Fernández-Vega

Lamentablemente, el inquilino de Los Pinos ya no cuenta con dos de los tres tristes tigres que mes tras mes organizaban show mediático para presumir el innegable avance en materia de empleo formal. Javier Lozano y Ernesto Cordero ahora están ocupados en el fuero senatorial, ante cualquier eventualidad. A estas alturas, sólo le queda Daniel Karam para realizar tal ejercicio, y por tal razón Calderón ha optado por ser él mismo quien difunda las fatuas buenas nuevas en materia laboral.

En este sentido, ayer el susodicho presumió que en febrero pasado se crearon 130 mil nuevos empleos formales (con registro en el IMSS) en el país, el más alto que se tenga registro para un periodo igual. Desde luego que no aclaró que casi 30 por ciento de esas plazas fueron eventuales, de tal suerte que quienes las ocuparon en breve regresarán a engrosar los indicadores de desocupación. Pero ello es lo de menos, porque Calderón quería patentizar que su política laboral ha sido exitosa, según él mismo.

El problema, como siempre, es que cuando el gobierno federal actualiza la información sobre el empleo formal rápidamente saca los bombos y platillos, se auto felicita de forma por demás efusiva, olvida contextualizar la estadística y echa a un lado la gravedad de la situación laboral que reporte el país. El truco mediático de Lozano y Cordero nunca funcionó, pero el inquilino de Los Pinos insiste en la fórmula. Qué bueno, sin duda, que en febrero pasado 95 mil mexicanos se colaron de forma permanente en el mercado laboral (aunque la precariedad de las plazas resulta espeluznante) y que otros 35 mil, en números cerrados, lo hicieran de manera eventual (en breve regresaran a la desocupación).

Sin embargo, la situación es mucho más delicada que el fatuo motivo que eufóricamente celebra el susodicho: el gobierno calderonista no inició en febrero de 2012, ni el punto de partida son los 130 mil empleos formales que ahora presume. Su actual residente se instaló en Los Pinos el primero de diciembre de 2006, y de esa fecha al cierre del segundo mes del presente año el balance es terrorífico: sólo uno de cada cuatro mexicanos en edad y condición de laborar, sin considerar el rezago histórico, logró una plaza laboral (permanente o eventual) en el sector formal de la economía.

A lo largo del periodo referido, la estadística oficial da cuenta de un millón 487 mil 38 nuevos empleos formales registrados en el IMSS (eventuales 30.4 por ciento de ellos). En igual lapso, la población económicamente activa pasó de 44.45 millones a 50.27 millones, un aumento de 13.1 por ciento, o lo que es lo mismo, 5 millones 826 mil 433 mexicanos adicionales en demanda de empleo. De éstos, sólo uno de cada cuatro logró colarse al mercado formal; los otros tres terminaron en la informalidad, la desocupación, el exilio económico o de plano en el crimen organizado.

El anterior no es un balance que dé pie a celebraciones como la del inquilino de Los Pinos. Esa es la película completa, el daño real, el recuento no de un mes, el segundo de 2012, sino de los 63 meses de gobierno calderonista, durante los cuales 4.34 millones de mexicanos (sin considerar rezago histórico) quedaron totalmente fuera del mercado laboral en el sector formal de la economía, al que sólo accedieron 1.48 millones (independientemente de la vertiginosa precarización de las plazas generadas).

Si Calderón se auto congratula de que en febrero de 2012 130 mil mexicanos consiguieron empleo en el sector formal de la economía, entonces tendría que mencionar los que de plano quedaron fuera de la jugada, que son muchísimos más. Obviamente no fue así. Por el contrario, amaneció rijoso y endosó al Congreso la responsabilidad del fracaso, porque éste, dijo, no le ha aprobado su reforma laboral (léase legalizar la precarización del empleo y profundizarla). A ver a qué horas se les ocurre a los señores diputados, reclamó el susodicho.

Calderón aseguró que la ley laboral que tenemos (léase Ley Federal del Trabajo) no permite que podamos contratar gente, a jóvenes que puedan trabajar por horas, mujeres que pueden trabajar por horas, no permite que facilitemos el acceso al trabajo a gente que tiene experiencia y una edad mediana. La ley laboral lo que hace es expulsarlos del mercado de trabajo, y nosotros queremos una ley laboral no para sacar a la gente del trabajo, sino para que haya más empleos para los jóvenes y las mujeres. Entonces, a ver a qué horas acelera la precarización del empleo. Y como siempre, también, Felipe Calderón aportó una bella perla para la colección sexenal: la mayor satisfacción que hay (es) la del deber cumplido, la de la promesa cumplida. Y se quedó tan tranquilo.

Mientras el inquilino de Los Pinos se auto felicitaba, los analistas de la Cámara de Diputados aportan los siguientes elementos: “el IMSS dio a conocer que el salario base de cotización promedio en enero se ubicó en 260.5 pesos al día, o bien, 7 mil 814 pesos al mes. El mayor salario promedio se pagó en el sector industria eléctrica y suministro de agua potable, con 613.2 pesos diarios, o 18 mil 394 pesos al mes. La actividad económica con menor salario corresponde a la agricultura, ganadería, silvicultura, pesca y caza con sólo 146.6 pesos al día, o 4 mil 397 pesos al mes; seguido de la construcción con 190.1 pesos al día o 5 mil 702 pesos mensuales.

Lo anterior implica que en el último año (enero 2010 a enero 2011) el salario base de cotización promedio creció sólo 0.43 por ciento en términos reales, o bien 33 pesos. Con la anterior, el salario sigue mostrando una desaceleración que comenzó después de marzo de 2011, cuando el crecimiento anual fue de 1.6 por ciento. Además, si bien éste es el doceavo crecimiento positivo, todavía no alcanza a recuperar el nivel de poder de compra que tenía antes de la crisis. Si se compara el nivel del salario en enero de 2008 (máximo nivel alcanzado antes de la crisis) con el de enero de 2012, se puede observar que hoy el salario es menor en 120 pesos al mes, o bien una pérdida real de 1.5 por ciento. Es decir, en los últimos cuatro años el salario base de cotización en el IMSS no sólo no ha crecido, sino que ha perdido poder de compra.

Entonces, Calderón puede decir lo que quiera, pero su discurso está cada día más lejos de su peor enemiga: la realidad.

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