La ecuación es tan simple que fastidia la obviedad:
70 años de gobiernos del PRI. No hay que soslayar los logros del régimen posrevolucionario y del partido que gobernó el país por 70 años. Sobre todo, si se piensa en figuras como José Vasconcelos o Jaime Torres Bodet y en presidentes como Lázaro Cárdenas o Manuel López Mateos. En alcances positivos en la educación antes de 1970, la expropiación petrolera, la reforma agraria, la política obrera. Sin embargo, en contraparte, tenemos un cúmulo de autoritarismo y corrupción como marca indeleble de la Revolución hecha, absurdamente, Partido Institucional. Piénsese en la raíz del sistema, en presidentes militares violentos como Álvaro Obregón o Plutarco Elías Calles (el primero ordenó la muerte de Carranza y coparticipó con el segundo en el asesinato de Pancho Villa), o en presidentes civiles también criminales o bajo sospecha de serlo como Gustavo Díaz Ordaz, Luis Echeverría Álvarez y Ernesto Zedillo (masacres de 1968 y 1971; las sombras de Acteal). Considérese el cinismo corruptor de los presidentes a partir de Carlos Salinas (con quien los asesinatos políticos volvieron al escenario nacional; Colosio, Ruíz Massieu, 600 perredistas, etc.). Tómese en cuenta el enriquecimiento ilícito de los servidores públicos quienes más bien se han servido de lo público. Véase la impunidad, la violencia, la corrupción, el fraude, la falta de amor a la nación al entregar sus recursos y traicionar a su población. Se concluirá que el saldo de este periodo fue el fracaso. Por no haber conducido al país a la condición de justicia, bienestar social y económico propuesto por la revolución hecha partido. No le bastaron 70 años para una obra positiva definitiva, ahora quiere más.
12 años de gobiernos del PAN: Ya se sabía de antemano que el partido reaccionario fracasaría al llegar al poder, sobre todo, luego de que su mejor parte, la ética, desapareciera en los noventa y diera paso a las famosas “concertacesiones” fraguadas entre Fernández de Cevallos y Salinas de Gortari. Acción Nacional accedió al poder y quienes creyeron en Vicente Fox pronto se desilusionaron de su “voto útil”, al cabo inútil, al confirmar la presencia de un patán en la presidencia, la corrupción de la familia Sahagún, la corrosión de toda posibilidad de cambio democrático, de verdadera alternancia, pues el presidente intervino con todo su poder en contra de los adversarios políticos con tal de servir a los propósitos de su partido y los empresarios afines (desafuero, intervención en el proceso electoral, campaña negra). Con Felipe Calderón, el PAN debió recurrir a operaciones de odio, guerras de estiércol, en contra del candidato oponente a la presidencia en 2006, se negó a contar los votos para limpiar la elección del 0.56% y optó entrar por la puerta trasera del Congreso para tomar el poder. E inmediatamente activó medidas con pretensión legitimadora llevando al país a una guerra violenta que lo ha ensangrentado con tal cantidad de muertos como no se registraba desde la revolución mexicana; aparte de no generar empleo, educación, oportunidades de vida para quienes se tienen que marchar al extranjero, entregar al país a los intereses trasnacionales, etc. En suma, ruina y fracaso para el país que en 12 años ha padecido el aceleramiento del mal iniciado por el PRI; resultaron discípulos superiores o cómplices avezados. ¿Y también quieren más años en el poder?
82 años de PRIAN. La acumulación de corrupción y violencia, indolencia e injusticia, y el desamor a la patria durante 82 años, tiene al país en las condiciones actuales. Hoy la sociedad debiera juzgar con severidad ese pasado y presente para no caer en el grave error de la vuelta a más de lo mismo. ¡Si tan solo no se viviera bajo un régimen dominado por la televisión y los medios masivos de comunicación! Porque no se piense que el actual candidato del PRI, producto de alta mercadotecnia, sería algo mejor a los peores gobernantes de su partido (basta echar un ojo a su gobierno en el Estado de México, de la represión de Atenco a los “femenicidios”, por citar dos casos), o a los del PAN; no hay datos para pensar algo distinto, algo positivo. Considérese de entrada su ignorancia e incapacidad intelectual como lamentables signos de las limitaciones con que pretendería gobernar. Continúese con el hecho de que basa todo su éxito solamente en la difusión y venta de su imagen. Agréguese la crítica a la manera como gobernó su propio estado.
¿Existe fórmula más perniciosa para el país que la aquí planteada? Pareciera que estamos ante una disyuntiva categórica: La alternativa posible de un cambio verdadero, sincero, honesto, eficaz (júzguese a los hombres que rodean a los distintos candidatos), o la reiteración de más de lo mismo. Lo que ya se conoce. Lo que no ha dado resultado. Lo que ya no da más de sí. A más de lo mismo. Al PRIANISMO. ¿No basta acaso con 70 más 12 años de experiencia fallida como para decidir un cambio de rumbo? ¿Hace falta más?
La sociedad mexicana ya conoce la fórmula, la ecuación agotada que resulta altamente inviable, indeseable,…: 70 + 12 = 82: PRIANISMO.
P.D. Calcomanía: 70 + 12 = 82: PRIAN
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