martes, 15 de mayo de 2012

Columna Incómoda. Inutilidad y utilidad del voto útil-- ALEXIA BARRIOS G.

En el 2000, la voluntad presidencial de Ernesto Zedillo fue fundamental para que Vicente Fox obtuviera el triunfo, pero otro factor que influyó fue el llamado “voto útil” que presuntos izquierdistas promovieron para derrotar al PRI. No conozco un estudio que cuantifique el número de sufragios “izquierdistas” que, convencidos de la necesidad de una alternancia, le dieron el voto al PAN y abandonaron al PRD. Pero conozco a varios ciudadanos que han reconocido que fueron integrantes de ese “voto útil”, muchos de ellos arrepentidos, por cierto, por lo que consideraron la inutilidad del voto útil.

Ahora, Andrés Manuel López Obrador llama al “voto útil” para impedir el regreso del PRI a Los Pinos. Y si bien llama a priistas y panistas, objetivamente su mensaje está dirigido a los segundos, ante la evidente caída en las intenciones de voto de Josefina Vázquez Mota. A diferencia de hace 12 años, aún no veo ninguna reacción en los intelectuales y activistas de la derecha secundándolo como ocurrió con los presuntos ex izquierdistas Jorge G. Castañeda, Adolfo Aguilar Zínser o Mariclaire Acosta. Lo que sí observo en columnas y artículos de personajes afines a la derecha panista son ataques contra AMLO, reciclando el contenido de la “guerra sucia” de hace seis años.

Lo que sí, es que AMLO está tomando muy en serio su estrategia y más allá del pacto con Josefina para una alianza de facto, buscará repetir la misma hazaña que hizo Vicente Fox en el 2000 para desfondar a Cuauhtémoc Cárdenas de sus bases sociales de apoyo.

¿Podrá lograr esta hazaña AMLO en el 2012, cuando hay un reconocimiento de su desventaja en las preferencias electorales?

Citándome, si consideramos que el PRI ha perdido alrededor de 9 millones de votos en 12 años, en dos procesos federales, y si AMLO logra convencerlos de votar por él quizá lo logre. Pero para ello tiene que hacer más que declaraciones y claudicar en lo que ha predicado durante seis años.

Como expuse la semana pasada, “hay que recordar que en 1994, Ernesto Zedillo obtuvo 17 millones 181 mil 651 (48.69%) y en la última elección federal de 2009, el PRI tuvo 12 millones 702 mil 481 votos. O sea, si consideramos que pudiera obtener un resultado similar a hace tres años, el PRI estaría incluso con menos votos que en el 2000, cuando perdieron la Presidencia de la República”.

Ahora bien, con base en otros datos, en el 2010 cuando se renovó electoralmente casi la mitad de la República Mexicana, con datos de 14 procesos electorales estatales, se tuvieron los resultados siguientes:

ANTI-PRI

(PAN, PRD, Convergencia, PT, PANAL en 10 entidades)

PRI-PVEM

(Más 4 entidades con el PANAL)

Total de votos

6,910,702

6,628,842

A simple vista, estaríamos hablando de que en caso de que hipotéticamente AMLO concentrara esa misma inercia de 2010, le daría fuerza para un empate técnico. Aún más la diferencia de votos entre los partidos que integran la alianza Anti-PRI y el PRI-PVEM fue de 281,860 votos, es decir 2.081% de ventaja para los antipriístas.

Para los lectores críticos de esta columna, por supuesto que todos estos números pueden ser irreales, pero es con lo que se cuenta hasta ahora y quizá con base en ellos es que se ha decidido tender la mano para el “voto útil”.

Algunos “analistas” del equipo de AMLO, han dicho que si éste no ha golpeado a Josefina es por la razón de que si ella se desplomara, sus votos se irían en automático con Enrique Peña Nieto. Bueno, este razonamiento quedó ya descartado, porque ha sido el propio López Obrador el que le está levantando el “acta de defunción” a Vázquez Mota.

A menos de 50 días de la elección presidencial, las condiciones son muy cuesta arriba para que AMLO logre convencer a los panistas y decepcionados de Peña Nieto a que se le sumen, sin embargo, el reto ha sido lanzado y los promotores del voto pro-AMLO a nivel territorial y en redes sociales, deberán matizar y suavizar más su lenguaje, porque no se puede pedir limosna con garrote.

Asimismo, deberá Andrés Manuel, en un ejercicio de lucidez que muchos esperamos, nos explique qué cederá a los del PAN o del PRI (no sólo en posiciones de su futuro gabinete sino de políticas públicas) que quieran sumársele, porque para los decepcionados del “voto útil” foxista, luego de 12 años de administración panista, esta misma convocatoria realmente no les entusiasma.

Si AMLO lograra explicarlo, sin duda, pondrá a temblar al PRI y a Peña Nieto. Pero si no…

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