Llamamos con una costumbre y soltura que pasman, “inseguridad”, al flagelo social que padecemos. Los asesinatos masivos ya no nos impresionan aunque nos infundan terror interno las macabras escenas de cuerpos cortados en pedazos, relacionadas con el impedimento mutuo de comerciar con productos de tráfico “ilícito”.
La violencia surge de imponer dominio sobre sus rutas, sobre sus clientes.
Surge de “combatir” de “detener” tanto el trasiego hacia el norte, zona natural para la mayor saña defensiva del modus vivendi como la siembra y producción. Pero la agravada expansión del gusto por los productos prohibidos dentro de nuestro territorio, no les interesa, nos convencen que si fueran legales, se consumirían más.
Pero ellos pierden la guerra, no tuvieron ningún éxito; la sangre derramada en balde, las adicciones en alarmante escalada y la droga llega a donde tiene que llegar.
Existe la idea expresada por la señora Vázquez Mota, simulando pegarle a Peña Nieto, que “Los Estados que tradicionalmente gobierna el PRI son los que están copados por la narcoviolencia”. Pero en Jalisco, Estado hace rato gobernado por el PAN, la hacen quedar mal como de costumbre, por constante hallazgo de muertos mutilados, así mismo en Morelos, etc.
La descomposición social es pareja, está donde gobierna el PRI, PAN o la izquierda.
Está donde reina la pobreza y la marginación. Donde se da ejemplo de la tergiversación de los valores, de la falta de ética, monopolios televisivos por delante.
Obvio que a estos asesinos de sangre fría se les detona un sentimiento interior de resentimiento, quizá hasta de justificación al observar pero más bien al absorber sin conciencia de ello la situación de abuso que impera, el desinterés del Estado para instaurar los mínimos derechos humanos para sus gobernados. Bajo su criterio narco comerciante, son las autoridades quienes atentan contra su libertad de hacer negocio con productos sumamente demandados por consumidores, la duda es que la intención sea, que la guerra sea el arrebatarles el negocio.
La curiosidad y deseo por lo prohibido redunda en la demanda, es cuestión de naturaleza humana, se ha comprobado que esto se incrementa con la prohibición. La educación y la promoción de la prevención que fortalece el rechazo y auto control, lo que ha funcionado para erradicar las adicciones.
La prohibición (no respetada) y la legitimación de un gobierno que se impuso fraudulentamente, los pretextos para esta incongruente guerra sin fin.
Que no nos engañen porque en Colombia tampoco ha cedido el tráfico ilegal ni cederá, simplemente los laboratorios los pasaron tras la línea con Venezuela y Bolivia, pero los encargos siguen partiendo hacia sus destinos por las costas colombianas. Concretaron un “pacto de cese al fuego de “permisión”. Información clasificada. Pero la verdad es que sin transparencia no habrá solución.
México ya no quiere mantenerse en este círculo vicioso, en esta macabra espiral. Urge que debatamos, compatriotas, sobre el desarme en el amado territorio. Cada país contiene su problemática aparte. Cuando se trata de una violencia así, no podemos seguir órdenes de fuera.
Debatamos sobre un programa “piloto” integral para la despenalización del comercio de drogas, seamos autónomos. Comprobemos su efectividad. Eduquemos a individuos con conocimiento con principios con responsabilidad. El próximo presidente de México, deberá organizarlo de inmediato.
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