Si bien la campaña por la jefatura de Gobierno fue casi un día de campo para Miguel Ángel Mancera, quien en ningún momento sintió algún tipo de peligro que proviniera de sus oponentes, ahora, ya con la responsabilidad de hacer frente a la enorme responsabilidad que le confirió el voto, enfrenta su primer gran desafío: crear un gabinete a la altura del compromiso al que tiene que responder, casi con cero errores.
En el PRD, principalmente en la tribu que jefatura René Bejarano, se preparan con meticulosidad las facturas que pretenden cobrar a Miguel Ángel Mancera. Lo mismo, pero con mayor descuido, aunque con más prepotencia, los chuchos juntan las suyas, y así casi todos dicen tener pendientes con el candidato triunfante de las elecciones locales, aunque a manera de mensaje claro, Mancera les ha dicho, de todas formas, que no debe nada a nadie y que llega al gobierno sin mayores compromisos.
Pero la cosa no es tan fácil. Por lo pronto, en la Asamblea Legislativa, pese a que desde las oficinas de Marcelo Ebrard se fijó una línea de apoyo hacia Manuel Granados para que él, que no pertenece a ninguna tribu, sea quien se encargue de la presidencia de la Comisión de Gobierno. Otro René, éste de apellido Cervera, hace todo lo que está en sus manos para promoverse como el sucesor de Alejandra Barrales.
Es importante tener en cuenta que Granados es la única posición que tiene Mancera en la ALDF. Cervera, en cambio, ha sido durante toda la administración actual uno de los más cercanos al jefe de Gobierno, y supone que por esa razón nadie más que él puede hacer el muy delicado trabajo político que conlleva la máxima comisión en el órgano legislativo. Tan es así que le importa un comino lo que Marcelo Ebrard señale, y se promueve donde sea y frente a quien sea.
La tarea, entonces, es de mayor importancia para Mancera, que requiere de un buen eslabón dentro del Congreso local para conseguir que los legisladores tengan la información correcta, y sin intrigas, sobre las adecuaciones y los proyectos de ley que piensa promover. Por eso el trabajo político para que Granados ocupe el lugar en donde hace falta, ya se ha iniciado.
Pero no es todo, el gabinete encierra sus propios retos. Los que han mirado desde arriba el tablero de Mancera dicen que en algunas posiciones habrán de repetirse nombres. Por ejemplo, se asegura que el secretario de Salud, Armando Ahued, seguirá en el cargo, y que la misma suerte correrán Armando Quintero, en Transportes, y Fernando Aboitiz, en Obras. Se habla de que esos están casi seguros, en todo lo demás hay aún ciertas sombras de duda.
No obstante, hay nombres que por indispensables parecen ineludibles, y otros que parecen ineludibles pero se han convertido en lastres para el desempeño del trabajo de Mancera. En esta última lista están perfectamente identificados los hermanos Serna, que según se dice ocuparán, ambiciones aparte, uno la secretaría de Finanzas y el otro, tal vez, la jefatura del gabinete político del próximo gobierno. Pese a todo.
Y si de cosas políticas hablamos y echamos un ojo a los de la primera lista, se señala con insistencia que Joel Ortega está firme en la Secretaría de Gobierno, y ese parece ser el mejor lugar para un entendido en el arte de los juegos y recontrajuegos, sobre todo esta vez, que se deberá poner en orden a los delegados y a los asambleístas, trabajo para el que Ortega está más que pintado.
En fin, Mancera se dará, en unos días, el espacio necesario, seguramente en un viaje, con sus hijos, para pensar en todos los recovecos que tiene una de las primeras tareas que tiene que cumplir, y que mostrará, como sea, quién será y cuál será el nivel de gobierno que ejercerá Miguel Ángel Mancera. Suerte.
De pasadita
Las jornadas que implican la agenda de los jóvenes del movimiento132 son totalmente ignoradas por las autoridades electorales, a las que, según sus propias declaraciones, les importa un pito lo que la población pida, y ellos, como tecnócratas, sólo obedecerán las instrucciones del manual de la impunidad, tan socorrido en estas fechas. Lo malo es que parece que lo que quieren es provocar acciones cada vez más radicales de los jóvenes, a quienes se niegan a escuchar. Aguas con eso.
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