Como el PRI ya no puede negar el fraude que hizo comprando votos con tarjetas de Soriana, y hay una creciente indignación que claramente convertiría a Enrique Peña Nieto en un espurio, ahora su estrategia es tratar de convencer a la opinión pública de que AMLO también compra votos aunque eso sea una mentira.
Primero lo hizo por medio de las declaraciones de Rosario Robles, quien acusó a AMLO en un programa de radio de haberle pedido despensas cuando él era Jefe de Gobierno, y ella presidenta del PRD. Robles, no obstante, no presentó una sola evidencia de que fuera el caso. Y como su credibilidad es nula, puesto que la expulsaron del PRD en 2004 por participar en el caso Ahumada, se le cayó al PRI su primer intento por difamar a AMLO.
Luego aparecieron unas fotos de dizque de unas señoras con unas bolsas de tela amarillas que decían "AMLO.si" y tenían la imagen de AMLO. Dizque las bolsas eran despensas que les había dado la campaña de AMLO.
Para empezar ningún partido es tan tarado como para dar despensas en bolsas de tela porque no se pueden cerrar y es imposible transportarlas. Esas fotografías son claramente una fabricación (la prueba, como dije, es el hecho de que las bolsas de tela no son manejable para despensas.) Otro intento por difamar a AMLO que se le cayó al PRI.
Tercer intento: el PRI pretende denunciar a AMLO y al PRD por un supuesto charolazo que nunca ocurrió. La queja la interpusieron la semana pasada, pero ayer decidieron ampliarla claramente con fines propagandísticos. Lo interesante del caso es que basan su acusación en una nota de prensa. Ah bueno, si para el PRI una nota de prensa es evidencia, entonces también lo son los videos del Sorianagate.
Está claro entonces lo que pretende el PRI: tratar de justificar su fraude electoral diciendo "todos los partidos son iguales", pero inventando falsedades contra AMLO para hacerlo.
No, priistas. A nadie engañan. Ustedes hicieron fraude para imponer a Enrique Peña Nieto y la legitimidad que no le dan las urnas no la obtendrán con difamaciones contra Andrés Manuel.
Enrique Peña Nieto es el nuevo espurio y lo saben
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