16 de septiembre de 2009
¿Y nadie va a enjuiciarlo por eso?
De todos las banalidades, corruptelas o deficiencias que se le pueden recriminar a Vicente Fox, hay una que representó un severo daño para los mexicanos, un daño que aún hoy pagamos con crisis, desempleo y los impuestos que nos pretende cobrar la administración calderonista para tapar los yerros de su antecesor y los suyos propios.
Durante al menos siete años continuos, de 2000 a 2007, México experimento una bonanza por el incremento constante de los precios del petróleo. Sumada a la estabilidad de las finanzas públicas y a la solidez del resto de las variables financieras, el boom petrolero mundial nos dio una de las mejores etapa de estabilidad y solidez que se recuerden en la economía mexicana.
¿Qué hizo el gobierno de Fox a lo largo de su sexenio con todos esos ingresos extraordinarios por los excedentes petroleros? ¿Qué hizo Calderón en el año que aún le tocó recibir los beneficios del boyante mercado petrolero? Nada. Dilapidaron esos recursos que tuvieron un destino incierto y en el mejor de los casos sirvieron para engordar la burocracia gubernamental con la creación de plazas de alto nivel para acomodar a las élites de panistas que reclamaban espacios y posiciones para poder vivir del presupuesto.
Guillermo Ortiz, gobernador del Banco de México, se reunió hace unos días con un grupo de economistas a los que dijo en privado que el tamaño de los excedentes petroleros que ingresaron a México entre la administración foxista y el primer año del gobierno de Calderón fue de dos puntos porcentuales del PIB cada año. Si un punto del PIB se calcula en 120 mil millones de pesos, quiere decir que anualmente el gobierno recibió 240 mil millones de pesos, que multiplicados por siete nos darían un billón 680 mil millones de pesos. Más de tres veces el tamaño del boquete en las finanzas públicas que quieren tapar con nuevos impuestos y aumentos a los contribuyentes.
Varios países productores de petróleo, entre ellos Brasil, Venezuela y Arabia Saudita, aprovecharon sus excedentes petroleros de esos años para crear “fondos soberanos” en los que una parte de esos ingresos extraordinarios era ahorrada en reservas que pudieran financiar al país cuando bajaran los precios petroleros. México no ahorró ni un solo peso; hoy esos países ven tranquilamente pasar la caída de los petroprecios y enfrentan con relativa facilidad la recesión mundial, mientras aquí estamos prácticamente en la quiebra y pidiendo a los contribuyentes que paguen una vez más por los errores del gobierno.
¿Nadie va a explicar a dónde fue a parar esa riqueza que nos habría ayudado a enfrentar esta crisis? ¿Nadie le exigirá cuentas a estos y otros presidentes que dilapidaron la abundancia de recursos y nos cargaron a los ciudadanos el enorme costo de su corrupta ineptitud?
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