02 de Septiembre, 2009 - 00:00
Mientras el secretario de Hacienda, Agustín Carstens, confirmó a los senadores del PAN que el gobierno federal propondrá un incremento a las tarifas de electricidad, gas, gasolina y los demás servicios públicos para 2010, como parte de las medidas para cubrir el “boquete” de 300 mil millones de pesos en las finanzas gubernamentales, los medios siguen llenando sus espacios con el asunto de Juanito, al cual no hay que darle muchas vueltas.
Juanito se comprometió ante los habitantes de Iztapalapa a pedir licencia para que en su lugar ocupara el cargo de delegada Clara Burgada, tras la maniobra del Tribunal que la dejó fuera unas semanas antes de la elección.
En caso de que Rafael Acosta no cumpla su palabra o quiera sacar ventaja económica del triunfo que la gente le dio a Clara Burgada, no a él, estará traicionando a la gente no a López Obrador como lo mencionan sus opositores, puestos en los medios para eso precisamente, para descalificar todo lo que haga o diga el líder moral del Movimiento más grande de nuestra historia. Así de simple.
Pero a la derecha reaccionaria el tema de Juanito le viene como anillo al dedo porque distrae la atención de los grandes temas nacionales que deberían estar en las primeras planas y en todos los espacios de radio y televisión, como la crisis económica que alcanza ya a la mayoría de los mexicanos, o la ola de violencia que deja en promedio 20 muertos diarios, o la ineficiencia de funcionarios que tiene en total desorden a las instituciones, o el recorte a educación superior y el desbarajuste adentro de la SEP invadida por Gordillo y sus familiares, o la inactividad del campo que expulsa a miles de campesinos a la frontera o a las zonas urbanos, dejando en el total desamparo a mujeres, ancianos y niños que sobreviven de milagro.
Ya sacaron los medios una encuesta en la que Calderón, a tres años de desgobierno, tiene una aceptación de 62 % entre la población, claro que no especificaron el tipo de población encuestada, lo que supone una selección amañada, igual que la que le hizo creer a Juanito que el triunfo de Clara Burgada en realidad fue para él.
La verdad no puede permanecer mucho tiempo desfigurada, disfrazada o guardada en un cajón bajo llave. La verdad siempre sale a la luz, y un día esa verdad se vuelve el motor de los grandes cambios, como ha sucedido a través de la historia.
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