lunes, 9 de noviembre de 2009

Sin maíz no hay país

Hace cerca de 10mil años en el valle de Tehuacán ya había siembras de maíz criollo. En nuestros días existen 59 variedades de maices de diversos colores y sabores, base de la alimentación de México.

El gobierno federal aprobó el 15 y el 26 de octubre pasados, las primeras siembras de maíz transgénico en México, ignorando las advertencias de científicos, la importancia del maíz en nuestra dieta y el rechazo a tal medida de campesinos, ecologistas, consumidores y amplios sectores de la sociedad.

Una nueva variedad de planta tiene un impacto en el ambiente y posiblemente en la seguridad alimenticia, por lo cual es inadmisible considerar que cualquier tipo de planta nueva genéticamente modificada no represente peligro alguno per separa la salud pública, tal y como es el caso de la siembra de maiz transgénico.

Al otorgar las autorizaciones de siembras experimentales de maíz transgénico se está violando la Ley de Bioseguridad de Organismos Genéticamente Modificados, la cual mandata en su artículo 2, fracción XI, el establecimiento de un régimen de protección especial al maíz. Así como el principio precautorio establecido por el Protocolo de Cartagena que su artículo primero sobre Seguridad de la Biotecnología Moderna señala que cuando haya peligro de daño grave o irreversible, la falta de certeza científica absoluta no deberá utilizarse como razón para postergar la adopción de medidas eficaces para impedir la degradación del medio ambiente y de la diversidad biológica.

Para autorizar los permisos que ha solicitado la industria de biotecnología, es claro que Semarnat ha acelerado las autorizaciones a empresas como Monsanto, Pioneer y Dow AgroScience, para que hagan experimentación con granos transgénicos, a riesgo de que se contaminen las 59 variedades y más de 200 razas de maíz que existen en México.

La Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad envió una carta firmada por cerca de 1000 científicos para exigir al gobierno federal que revierta las aprobaciones a estas siembras experimentales.

Greenpeace exige a Sagarpa y Semarnat que revoquen las 13 autorizaciones otorgadas hasta ahora, que se suman a las dos primeras, así como la cancelación de 20 las solicitudes pendientes, que informen con claridad a qué empresas están beneficiando con las autorizaciones de siembras experimentales y los criterios en los que se basan para acelerar la aprobación ilegal de estas solicitudes.

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