viernes, 6 de noviembre de 2009

SME y Milenio: Instituciones e instancias equivocadas


Cristian Viera
06 de Noviembre, 2009
Días atrás, tenía la intención de intercambiar posiciones ideológicas con el señor Arreola, a quien me complace “seguir” y que me “siga” en Twitter, de quién también leí constantemente en el tiempo que duró como columnista del diario tapatío Público.


Olvidando y obviando la información que pretendía enviarle para comenzar con un protocolo de respeto en el inicio de una charla vía internet, me vi obligado a iniciar con un tema que estaba encendido, minutos antes de que sucediera allá, en el Distrito Federal. Resulta que manifestantes —aún inconformes- del Sindicato Mexicano de Electricístas arribaron a las instalaciones de Grupo Milenio, en la ciudad capitalina, con la intención de manifestar su extendió malestar, a partir del cierre de las instalaciones de la extinta Luz y Fuerza del Centro.


En la pretendida irrupción afuera del edificio, un Carlos Marín, más cancerbero que Director General, acordó un diálogo con seis personas identificados como representantes del pensar colectivo de las desazones que perseveran en mostrar los manifestantes que se ven continuamente del SME.


Sinceramente, estos individuos no “traían” nada, ya que, así como llegaron con una notable euforia, esas ganas de confrontar, al cabo de unos minutos después, mostraron tal apacibilidad que dejaron muchas dudas para quienes en éste caso, se muestren a favor de los intereses que representan. Por su parte, Milenio Televisión no dudó en transmitir en vivo el hecho; claro, con la oportunidad de mostrar autorreferencialidad oportuna, de primera mano y más, en “tus instalaciones”, te sacan un provecho enorme y jugosos resultados a la hora de vender el diario y analizar raiting.


Sir Carlos Marín, condecorado perdiodista, enano mañoso, se encargó hábilmente de cesar el fuego que portaban en la suma de voces y quejas, dentro de los representantes del SME, quienes pobremente expusieron sus opiniones de estar en el lugar. Primeramente, querían que Ciro Gómez Leyva -quien permaneció de pié, muy iracundo, indignado y en más de una ocasión le noté un aire de conductor de moda súper estrella- aceptara que había dicho mentiras en su programa de Milenio Televisión, esto, a la hora de citar el número de manifestantes de parte del SME en alguna de las marchas, cosa, que desde mi punto de vista, ya no tenía relevancia, dado que el hecho no daba para sacar información valiosa que transformara la realidad.


Pocos minutos pasaron para que Gómez Leyva dejara el lugar donde Carlos Marín, quien al principio y en silencio, estudió los movimientos de los representantes del SME para después estocarlos elegante, pero “colmilludamente”, dejando que el hijo pródigo; Gómez Leyva, dejara el lugar para —me imagino- después ser tranquilizado por alguien más del staff de la empresa, maquillado y puesto en forma para comenzar con su noticiero. ¡Claro!, ¿quién iba a pensar que no iban a transmitir Milenio Televisión conducido por el súper periodista Ciro Gómez Leyva?, Señores, el tipo será el mismo, por dentro, yo lo considero un Marín menos mañoso, poquito más cobarde y menos valiente que hace algunos años.


A través de una confianza en la elocuencia verbal articulada, muy bien entrenada y elaborada —que no siempre le ha funcionado, ya lo vimos con Fernández Noroña y Pablo Gómez- Marín frenó los ímpetus de que sinceramente no “llevaban” nada, por parte del grupo del SME. No se reflejó ni relució un solo líder moral o fuertemente entrenado para hacer contra de las manipulaciones “engañosas” y “trabajadas” de un “viejo lobo” como Carlos Marín.


La “insana” habilidad del “chaparrito”, hicieron relucir que Milenio, contrario a lo que se piensa, por su imagen en prensa o Televisión, un “nuevo periodismo”, etcétera, obstaculizan la verdadera libertad de expresión, resaltan un periodismo “tranza” que es manipulado, amañado, frenéticamente incorrecto, altanero y protagonista de sí mismos.


Ahora bien, recnozco que MILENIO no era ni la instancia ni los poseedores de la verdad como para irles a pedir asilo publicitario, si bien, el punto era decirle a Gómez Leyva que no dijera mentiras, me pareció una cobardía la forma en que éste se retiró de la sala y cómo “Papá Marín”, por así decirlo, tuvo que disculpar, controlar, apaciguar y además, yuxtaponer las tonterías de su hijo, Ciro, que bien sabemos, cambió totalmente su manera de ejercer un periodismo que ahora es servil, disfrazado de una “buena imagen”, pero en el fondo es el mismo represionismo y “malas mañas” de las que otros “viejos lobos”, se jactan de poseer…


“Muchas reflexiones saltan a “la razón”, por citar algunas, el gran Marín acaba de eliminar y destrozar una carrera estudiada en todo el planeta: Las Ciencias de la Comunicación, así que, si algún preparatoriano o maduro autodidacta planea estudiarlas, ni se apure o mortifique, ya que para el señor Marín ni siquiera existen. Segunda, Gómez Leyva es más guapo que “cabrón”, ya que no le hizo frente a quien de la misma manera, le expuso una inconformidad. Y si no es requisito ni necesidad ser igual de ilustrado y articulado que un periodista para hablarle de tú, parece que el periodista promedio en México, necesita que su interlocutor o entrevistado, maneje su “mismo” nivel de ego y preparación, ya que si no cuenta con alguna de estas dos ínfimas características, terminan por criticarlos y hacerlos pedazos, ¿o me equivoco señor Marín? ¡Aguas, Rafael Acosta!, más te vale terminar pronto la prepa.” @cristianviera

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