El PAN destapó su candidato a la Presidencia. Ha sido tradición característica de la política mexicana ocultar las cartas hasta la última ronda. El folclore nacional produjo frases inolvidables: “El tapado fuma Elegantes”, refiriéndose a Adolfo López Mateos, vicioso hasta la agonía; “El que se mueve no sale en la foto”, atribuída a Fidel Velázquez, y “Nos engañaron con la verdad”, dicha por José Pagés Llergo, el más destacado periodista mexicano del siglo XX, cuando el PRI postuló a Luis Echeverría.
El juego de la adivinanza renacía a final de cada sexenio. En el actual se adelantó esta semana al ser nombrado el señor Ernesto Cordero secretario de Hacienda. Apenas cumplida la mitad del mandato, el presidente Felipe Calderón le ordena a su Partido Acción Nacional y le avisa a las fuerzas vivas a quién quiere para sucederlo.
Habida cuenta de la huella cultural marcada firmemente por don Vicente Fox en Los Pinos estoy seguro de que su heredero, el señor Calderón, recordó de memoria el prólogo del Quijote (es un libro) para decidir a quién dejará en la silla. Dice don Miguel de Cervantes (es el autor) al explicar cómo inventó a su personaje: “… no he podido yo contravenir a la orden de la naturaleza; que en ella cada cosa engendra su semejante. Y así, ¿qué podía cultivar el estéril y mal cultivado ingenio mío sino la historia de un hijo seco, avellanado, antojadizo, y lleno de pensamientos varios y nunca imaginados de otro alguno…?”. Y nació don Ernesto Cordero, el caballero de la Secretaría de Hacienda.
No se aparta este nombramiento de la costumbre del presidente Calderón de escoger a funcionarios dueños de la cualidad preponderante y a veces única de su amistad, iniciada desde que estudiaban en el ITAM. “Tiene gran formación académica y experiencia profesional…”( dijo don Felipe de su cuate y omitió decir que durante el tiempo que el señor Cordero se dedicó a desfacer entuertos en la Secretaría de Desarrollo Social se registró en México un incremento de 5% en la pobreza) “… que le permitirán atender con solvencia sus nuevas funciones”.
Algunas características del destapado: su paso por Hacienda fue de 13 meses en una subsecretaría y de ahí a la Sedesol para sustituir a Beatriz Zavala. Se le reconoce que en tan poco tiempo logró aumentar 6 millones de personas al total de pobres en el país, sin contar los de este año. Su gestión significó el continuismo de los programas sociales que durante el foxismo se establecieron con lamentables resultados. Lo favorece el hecho de que nadie lo conoce en los organismos financieros internacionales donde el trato personal antiguo es valor indispensable de la función que va a ejercer. Y aquí terminan los atributos profesionales del señor Cordero.
Suficientes. Porque no se trata de lograr un gran secretario de Hacienda, sino de forjar un candidato a la Presidencia como lo fue, con currículum parecido, el señor Calderón y así logró llegar a la jefatura del Poder Ejecutivo. La carencia de figuras con personalidad y arrastre popular en el Partido Acción Nacional hace pensar que se puede repetir la historia para ungir al próximo. Lo mismo hizo Luis Echeverría con su secretario de Hacienda, José López Portillo. El señor Calderón no sólo maneja las finanzas federales con tan buenos resultados que el peso sólo se devaluó 30%, pues también ejerce la dirección de su partido, actualmente a cargo de un señor de apellido Nava.
De manera que ya tenemos el primer aspirante a la mano de doña Leonor. Al que madrugada Dios lo ayuda, dice el proverbio y es cierto, aunque los laicos insistan en que no se mezcle lo divino con lo humano. Pero sólo así, con una ayuda poderosa, podrá el PAN recobrarse de la aplastante (algunos malvados dicen que merecida y providencial) derrota en las elecciones de este año.
Tienen un enemigo astuto, el gobernador del estado de México, quien hoy está en el Vaticano en el inicio internacional y público de su campaña para cambiar de palacio porque en el de Toluca no cabe toda la fama de las telenovelas.
Otros dentro del PRI ven de cerca la tierra prometida pero no alcanzarán a vivir en ella. Y los de la izquierda, uno de ellos persistente, otro espontáneo y uno más recién llegado, no alcanzan a poner en orden su rompecabezas.
Al terminar la semana los periódicos recogieron opiniones de todo el mundo sobre los nombramientos en el gabinete. La mayoría de las opiniones coinciden en que el señor Cordero (los ignorantes lo llaman míster how) no tiene la dimensión ni la solidez para llegar a la Presidencia. ¿Y?
¿Cuándo han sido esas carencias un obstáculo?
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