Por una nota de Rubicela Morelos Cruz, publicada en La Jornada, me enteré que durante los operativos que llevó a cabo la Secretaría de Marina en la primera quincena de diciembre, en el estado de Morelos, dos civiles fueron acribillados sin deberla ni temerla. En el operativo de Limoneros, perdió la vida Patricia Terroba de Pintado al recibir 180 impactos de bala, y en el operativo del fraccionamiento Altitude, pereció el comerciante Ignacio Aguilar Rodríguez que casualmente pasa por el lugar.
Los medios de comunicación que hicieron alarde del asesinato de Arturo Beltrán Leyva, no mencionaron estas muertes injustificadas. Tampoco se abrió ninguna investigación a los responsables de los operativos, como si éstos tuvieran permiso para matar.
Al asesinar al narcotraficante tan buscado, y no encontrado por la PGR y la SSP, los marinos que se encargaron del operativo no tuvieron ningún miramiento en lanzar balas a diestra y siniestra con tal de lograr su objetivo, que a todas luces fue asesinar a Beltrán Leyva y no capturarlo para someterlo a un juicio.
Para este gobierno la vida de dos mexicanos inocentes no vale nada, no merece ni siquiera ser mencionada pues la medalla que se colgó Calderón bien vale la pena. Por supuesto que no recibieron honores en su funeral ni sus familias recibirán justicia. Ni modo, para qué se atravesaron por ahí.
A la terrible situación económica tendremos que sumar el agravante de la inseguridad y la violación de las garantías individuales por parte de un gobierno insensible, hecho a la medida de los grandes intereses monetarios que se devoran el país como si se tratara de fieras hambrientas ante un siervo herido.
Qué mal estamos, lo digo con tristeza porque habrá muchos que al igual que el gobierno usurpador piensen que la muerte de dos mexicanos no vale nada.
¿Quién puede detener a militares y marinos dispuestos a disparar contra lo que se mueva?
¿Quién va a dar la orden de regresar al Ejército a sus cuarteles?
¿Quién va a garantizar el respeto a los derechos humanos de los mexicanos?
Dice Andrés Manuel que sólo el pueblo puede salvar al pueblo, sí, pero un pueblo desinformado y manipulado por los medios de comunicación, cómplices de las atrocidades, no puede salvarse a sí mismo.
Tenemos que ayudar a romper el cerco informativo y difundir la verdad para que el pueblo se entere y ubique al enemigo real. De otra manera seguirá vendiendo su voto por un costal de cemento o dos láminas de asbesto.
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