A más de la mitad del sexenio calderonista, la SEP sigue sin un programa educativo definido para educación básica. Todos los seudo cambios que se hicieron con la llegada de Vázquez Mota sólo han servido para apuntalar lo que ya veíamos venir: la privatización de la educación en México.
Hace unos días leía una nota sobre los alimentos chatarra que consumen los alumnos dentro de las escuelas públicas, gracias a los convenios con las empresas que los fabrican, y que a través de las lucrativas cooperativas escolares están a la mano de alumnos y maestros cuando somos el segundo país con mayor obesidad infantil y juvenil. Ahora leo en la columna de Karina Avilés, en La Jornada, que la SEP se convirtió en trampolín para que su “titular”, Alonso Lujambio, busque la candidatura presidencial por el PAN en 2012. Hay que competir con el PRI con un candidato que esté a la altura de Peña Nieto, en apariencia física desde luego, total, la ineptitud está de moda.
Es lamentable que los gobiernos prianistas no se hayan preocupado por cubrir la demanda ni la calidad de la educación en México, motivo por el cual millones de niños y jóvenes excluidos deambulan por las calles, mercados y barrios sin nada en las manos para integrarse de manera positiva y productiva a la sociedad. Esos niños cuentan con una inteligencia normal y en ocasiones hasta brillante, sus mentes creativas idean formas antisociales para resolver los problemas de la vida diaria, en pocas palabras: tienen el ingenio para conseguir dinero fácil, con el riesgo de brincar al mundo de la delincuencia en cualquier momento. Pero eso no pasa por las mentes, no tan brillantes, de funcionarios que se dicen preparados para asumir cargos importantes para el futuro del país. Ahí estará la mano de doña agripina de la triste memoria usando los recursos que deben destinarse a la educación, y que ella manipulará para mover los hilos del próximo fraude electoral.
No escuchamos hablar a Lujambio ni a Vázquez Mota de la urgencia de construir un programa educativo a la altura de las circunstancias por las que atraviesa el país, tampoco los vimos actuar con honestidad porque su tarea principal fue, y es, despilfarrar el dinero en salarios inmerecidos y remodelaciones innecesarias. El dinero que podría servir para mejorar los salarios de los maestros y las condiciones en las que muchos trabajan a pesar de todo, se irá a la manipulación del voto ciudadano.
Ojalá que la gente despierte a tiempo y tome conciencia de lo grave que es que el país pierda una de sus grandes conquistas: la educación pública, gratuita, laica y obligatoria. La gente que está metiendo Lujambio a la SEP, además de no saber nada de educación, tiene un pensamiento totalmente retrograda. La derecha es terrible, aquí y en Chile.
¡Viva Obrador!
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