miércoles, 21 de abril de 2010

(((De qué estamos hablando? --Polimnia Romana)))

Todos aquellos que defienden a los “funcionarios” corruptos que se han apoderado de las instituciones, tendrán que aceptar ahora que urge una transformación de la vida pública del país.

No es un asunto menor que estén a la venta las bases de datos que contienen información personal de millones de mexicanos, al módico precio de 12 mil dólares en Tepito.


La revelación que hizo El Universal sobre esta noticia es para ponerse a temblar. Seguramente se harán investigaciones tanto en el IFE como en Gobernación pero nadie resultará culpable o inventarán otra cortina de humo para distraer la atención de algo que resulta verdaderamente aterrador.


Usted, sus hijos y sus familiares, así como millones de mexicanos, estamos expuestos a sufrir una intimidación, un secuestro, un robo domiciliario, una extorsión y, en el menos grave de los casos, ser borrados del padrón electoral como ocurrió en las elecciones de 2006.


¿A quién le interesa, por ejemplo, el registro de todos los vehículos y licencias de conducir, y para qué lo usaría?

¿Cómo se atreve Gómez Mont a declarar que la “autoridad” garantiza la confidencialidad de la información proporcionada por los ciudadanos?


Y pensar que millones de ciudadanos, amenazados con perder la comunicación, cedieron sus datos personales al registrar sus celulares.


La irresponsabilidad de este gobierno espurio y sus antecesores puso a la población en manos de la delincuencia organizada y de la delincuencia de cuello blanco.


No conforme con el baño de sangre por todo el territorio, los miles de muertos, la zozobra en la que viven los estados del norte, la carestía de la vida, el desempleo, la falta de servicios educativos y asistenciales, las violaciones a los derechos humanos por parte del ejército, la entrega del territorio a transnacionales y los contratos anticonstitucionales en PEMEX y CFE, la oligarquía representada en las Cámaras por legisladores del PRI y del PAN sigue adelante con el desmantelamiento del país y la guerra declarada, no al narco sino al pueblo. Prueba de ello es que todos los informes y estadísticas de instituciones serias reportan que el narcotráfico lejos de disminuir ha crecido en el país.


¿De qué estamos hablando entonces?


De una persecución despiadada contra la ciudadanía que, sin recursos ni oportunidades, sigue pagando el costo de una oligarquía voraz en el poder.

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