A partir de la usurpación de la Presidencia, en este país han sucedido grandes tragedias de las que los ciudadanos debemos aprender para evitar que ocurran otras peores. No es necesario mencionarlas todas, basta analizar la que provocó que 49 niños murieran QUEMADOS VIVOS en una bodega que NUNCA debió utilizarse como estancia infantil.
Desde la sucia campaña electoral de 2006, escuchamos y vimos por televisión a los amigos de Calderón derramando veneno contra todo lo que significara un cambio en el país. Propagaron mentiras y prometieron lo que no iban a cumplir, no sólo porque no lo tenían en mente, sino porque su incapacidad no se los iba a permitir. Fueron los mentirosos más combativos y los defensores acérrimos de una elección fraudulenta que los llevó a obtener lo que nunca habrían conseguido por méritos propios: altos cargos públicos, negocios jugosos y mucho dinero, MUCHÍSIMO DINERO, el que ni en sueños imaginaron.
Es verdad que la voracidad y la mala fe los fueron llevando a su propia autodestrucción. Juan Camilo Mouriño, Germán Martínez, Juan Molinar Horcasitas y, muy pronto, César Nava, son el mejor testimonio de que LO QUE MAL EMPIEZA MAL ACABA.
En unos días la Suprema Corte de Justicia de la Nación dará su dictamen final. Yo apuesto doble contra sencillo que no será lo que los padres de los niños muertos en el incendio de la Guardería ABC esperan y merecen, no será lo que la sociedad mexicana indignada reclama. Nada me gustaría más que estar equivocada y que el encarcelamiento de TODOS los responsables me cerrara la boca.
Sólo un acto de justicia ejemplar puede evitar que otros niños tengan la misma suerte, porque a pesar de la tragedia siguen funcionando guarderías subrogadas por el IMSS en las mismas o peores condiciones que la ABC, y por supuesto que el negocio de la subrogación no se ha detenido. También siguen funcionando las pésimas estancias infantiles de la Sedeso, cuyo fin no es atender a la infancia de este país sino continuar con un programa clientelar al que la madres trabajadoras recurren por necesidad.
Es tanta la soberbia y el miedo del régimen usurpador que está dispuesto a mantener la impunidad de sus cómplices antes que aceptar su desvergüenza y su incapacidad. Así lo ha hecho frente a los grandes retos que sólo con mentiras sobrelleva.
El presidente del empleo, el de las manos limpias, el del México triunfador y el del crecimiento económico sólo ha cumplido con los que lo impusieron para que nada de lo que prometió se hiciera realidad y, en cambio, ha sostenido los privilegios de un grupo compacto de delincuentes de cuello blanco a los que no les importa el destino del país, y menos el sufrimiento del pueblo.
Hay un juicio superior al de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Es el juicio de la historia, el juicio que el pueblo otorga.
Independientemente del dictamen "oficial", los verdaderos responsables de la tragedia de la Guardería ABC, y de la tragedia nacional, ya ocupan su sitio en el colectivo nacional que los declara: CULPABLES.
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