¡Dios mío de mi vida! El fanatismo apendeja. Perdón por usar malas palabras, pero estoy muy enfadada. Me levanto, preparo una taza de café (del bueno, es decir, de Veracruz) y me siento en mi mesa desayunador a leer en internet los diarios digitales mexicanos. Me asomo primero al Reforma, que no me desagrada a pesar de no contar con la excelencia periodística de La Jornada. Veo que una de sus columnas, la de Jaime Sánchez Susarrey, está dedicada al multimillonario estadounidense Warren Buffett, que a mí me cae muy bien por austero, y decido leerla.
No es malo el repaso que Sánchez Susarrey hace de la filosofía de Buffett: compró su primera acción a los 11 años de edad, y lamenta haber empezado demasiado tarde; adquirió una pequeña granja a los 14 años con sus ahorros provenientes de repartir periódicos; sigue viviendo en la misma pequeña casa de tres cuartos que compró hace 50 años; dice que posee todo lo que necesita; maneja su propio coche; nunca viaja en jet privado, a pesar de ser el dueño de la compañía de jets privados más grande del mundo; sus ejecutivos deben cumplir solo dos reglas: 1. no perder nada del dinero de sus accionistas, 2 no olvidar la regla 1; no socializa con la gente de la alta sociedad; su pasatiempo es prepararse palomitas de maíz y ver televisión; aconseja a la gente joven alejarse de las tarjetas de crédito; sugiere no usar ropa de marca, sino aquella que a cada quien lo haga sentir mejor; no gasta en cosas innecesarias…
Buen resumen del estilo de vida del segundo hombre más rico del mundo, pero…
El pero llega cuando Sánchez Susarrey compara a Buffett con personajes de la realidad mexicana, es decir, con un solo personaje “derrochador” que hay en México: ¡Andrés Manuel López Obrador!
Es bastante pendejo el señor Susarrey, lo digo con todo respeto.
Digo, lo sensato sería comparar el modesto estilo de vida de Buffett con el estilo de vida ciertas personas del sector empresarial en México. Sobran ejemplos de hombres y mujeres de negocios mexicanos que hacen exactamente lo contrario de lo que el mencionado estadounidense aconseja y practica. Pero Susarrey no compara a Buffett con empresarios nacionales, sino con un político.
Carajo. Si Sánchez Susarrey tiene razones, que no comprendo, para comparar al segundo hombre más rico con algún político de México, pues hay montones de enriquecidos con la política… Así que, de plano, como que resulta ofensivo y de muy mal gusto usar como ejemplo de despilfarrador al más austero de todos, que no vive rodeado de lujos, el que habita un departamento de clase media baja, el que nunca ha viajado ya no digamos en aviones privados, sino ni siquiera en primera clase en vuelos comerciales, el que no sale de vacaciones varias veces al año al extranjero, vaya, el que prácticamente no viaja al extranjero, López Obrador.
Lo peor es que Susarrey para “probar” que AMLO es gastador recurre a mentiras vulgares muy difundidas por la prensa mexicana de derecha, como aquella de que López Obrador viste ropa de marca. Por favor.
Si Sánchez Susarrey quiere hablar de políticos despilfarradores, que lea el propio diario en el que escribe. Ahí está una nota acerca de los dirigentes priistas que acudieron a la toma de posesión de Humberto Moreira como nuevo jerarca nacional del PRI ¡en 50 aviones privados y 15 helicópteros!
Pero no, los fanáticos de derecha como el señor Susarrey con los evidentemente corruptos del PRI y del PAN no se meten. Les perdonan todo. Terrible cosa.
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