miércoles, 2 de mayo de 2012

EPN. Elegido de la pudrición-- RAFAEL ANDRÉS SUÁREZ VÁZQUEZ

Hace años participé en la caracterización y manipulación de un organismo asombroso, conocido genéricamente como hongo de la pudrición blanca (HPB).

Prohibido su estudio en varios países como organismo peligroso, nosotros teníamos cepas provenientes de fangos de Chile y Australia.

Este hongo puede crecer en condiciones sumamente adversas y degradar compuestos altamente tóxicos como los fenoles, así como compuestos muy complejos como la lignina, un polímero de la madera (por lo que había el temor exagerado que se saliera de control y arrasará con bosques maderables).

Con lo único que limitábamos su crecimiento en el laboratorio era con diferentes dosis de amoniaco y con rayos UV. Su beneficio industrial se planteó en función de su extraordinaria capacidad para tratar efluentes altamente contaminantes de distintos procesos. En resumen, es un organismo que puede limpiar altas concentraciones de contaminantes y dejar aguas residuales mejoradas cualitativamente. Suena complicado pero podría ser un buen símil de lo que necesitamos a nivel país en relación con nuestra política y administración, en una primera etapa.

Y ésta comparación la pensé por el término pudrición, porque es así, podrido, como está el sistema político mexicano, más cuando la solución presentada como inevitable por la TV, personificada en Enrique Peña Nieto (EPN), representa perpetuar el problema. Ahí está la gran diferencia con el atribulado hongo y EPN, pues éste no quitaría nada de contaminantes sino que envenenaría más el país corrompiendo todo lo que caiga en su halo de influencia y red de complicidades, y sin poderlo controlar con amoniaco o rayos UV. ¿Qué riesgos hay en la utilización de éste organismo EPN, que al parecer es uni-neuronal, como futuro presidente de México? Bueno, pues aquí va mi diagnóstico:



Siendo el elegido de lo más podrido de la política mexicana, o sea, el PRI, está totalmente ambientado a ese medio descompuesto, tanto que desconoce negociaciones y esfuerzos que se den fuera de ese entorno.
Es un ente fácil de manipular por expertos (Salinas y Montiel entre ellos) y listo a repetir órdenes dañinas sin el menor atisbo de escrúpulos al pisotear derechos humanos, leyes constitucionales o postulados de justicia social.
Su formación de obediencia a los intereses del clan lo hace impermeable a cualquier argumento sobre beneficio de las mayorías. Su adoctrinamiento en el opus dei le justifica sus acciones perversas para conseguir fines materiales.
No es un ser de ideas ni proyectos trascendentes, sino que sólo responde, a consecuencia de su entorno basal Atlacomulquense, a estímulos inmediatos de poder y dinero a los cuales se acostumbró por goteo al inicio y con el chorro abierto en los últimos tiempos.
Lo suyo son la acumulación de valiosas propiedades, los beneficios indebidos de programas gubernamentales y el dispendio de recursos públicos a su cargo. La transa y el diezmo.
Es el héroe principal de los imberbes wannabes de la política vodevil y de las amas de casa insatisfechas que se alimentan ambos de TV.
Sus habilidades de negociación están sustentadas en su experiencia pasada de consumidor consuetudinario en antros, tables dance y hoteles, desde Insurgentes hasta Paseo Tollocan, dónde practicaba sus chantajes y amenazas, amén de saciar su libido y su desenfreno.
Es la celebración de la ignorancia, del desconocimiento de lo que sufre la nación, del desdén hacia los mecanismos que la soportan y de los que podrían rescatarla. Y más allá, sin remedio, no presenta voluntad para conocer ni aprender.


Así el panorama, sería peor este remedio que la enfermedad. No se requiere un tratamiento cosmético que en nada cambiaría las cosas, por el contrario, lo que precisamos es un cambio verdadero. No lo pierdan de vista.

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