lunes, 8 de octubre de 2012

Los periodistas de Televisa atacan a Carmen Aristegui- 5. octubre, 2012 Álvaro Cepeda Neri


Son como una jauría, a la que bien le va la lapidaria frase de la serie de televisión Washington a puerta cerrada, donde le espetan a Nixon, el genocida de Chile que mandó matar a Salvador Allende, “amarre a sus perros”. Azcárraga Jean –en pleito a muerte con el multimillonario Slim– está atrapado en el asunto de las camionetas con logotipo de Televisa transportando más de 9 millones de dólares y droga, aparentemente en el cuarto viaje de lavado; y ha ordenado a sus empleados López Dóriga, Carreño Carlón, Loret de Mola, e incondicionales Carlos Marín, José Cárdenas, etcétera, atacar a la periodista Carmen Aristegui porque ésta informa y comenta lo que ellos censuran. Televisa y Tv Azteca, el duopolio televisivo y casi monopólico en radio (con Radio Centro aprovechando la impunidad otorgada por Calderón para no saldar su deuda con el periodista José Gutiérrez Vivó), pretende controlar la información con desinformación y servilismo, a cambio de publicidad y sobornos a sus periodistas; y quitar de en medio a quienes no comulgan con sus ruedas de molino. Azcárraga y sus perros (no me refiero a los auténticos caninos) tienen una campaña contra Aristegui para empujarla a salir de sus programas donde tienen cabida protagonistas de todos los sectores del país, cumpliendo con el derecho a la libertad de expresión, dando voz a quienes tienen otro punto de vista sobre los problemas nacionales. Encabezada la jauría por López Dóriga y Loret de Mola hijo, insisten en desviar la atención de la opinión pública de cómo fueron pilladas en Nicaragua, con una mujer al mando que trabaja o trabajó para Televisa, las seis o siete camionetas con logotipos de Televisa para realizar operaciones de narcotráfico. Al respecto, la revista Proceso nos da más información (23 de septiembre de 2012). Televisa quiere silenciar a la periodista y mutilar la libertad de expresión para que no divulgue los actos de los dueños de los poderes fácticos que han colaborado en la imposición de Peña. Pero, afortunadamente, hay periodistas que no están dispuestos a la complicidad. Carmen Aristegui ha cumplido con su trabajo, amparada en los derechos de todos los mexicanos y más para quien, como ella, se dedica a la información y crítica. Televisa y otros medios coludidos con esa empresa se autonombran defensores de esas libertades y son quienes pretenden impedir a otros periodistas que las ejerzan. A ellos da publicidad el calderonismo y pide a los empresarios que sólo a ellos otorguen publicidad privada. Ahorcándolos para que dejen de publicarse. Proceso y Contralínea han sufrido esa embestida y han sido beneficiadas con dos resoluciones-recomendaciones de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos contra Calderón y el desgobierno federal por sus actos discriminatorios. Contra Carmen Aristegui y el periódico Reforma, estos perros no han podido ni podrán imponer ninguna clase de censura. El salinismo peñista ha engallado a Televisa, suponiendo que con su apoyo silenciarán a quienes, como Carmen Aristegui, no cederán ni un milímetro de las conquistas de prensa duramente ganadas

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