El próximo miércoles se cumple un año de la trágica muerte de quien fuera secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño. Se dijo que el gobierno federal no cejaría en voluntad para conocer todas las causas que provocaron que el avión en el que viajaba se estrellara en una de las zonas más exclusivas de la ciudad de México. Hoy poco se habla del asunto, mucho menos en Los Pinos, donde concentraron todo el músculo político en el paquete fiscal con el que se busca resarcir los más de 300 mil millones de pesos que no habrá en las arcas de la nación en 2010. De las investigaciones que, se informó, se harían sobre el accidente, nada se sabe. Una de ellas y que es vital, la del túnel de viento de la NASA en Estados Unidos, con la que se sabría si verdaderamente el avión en el que viajaban Mouriño y el ex fiscal antidrogas José Luis Santiago Vasconcelos, cayó como resultado de la estela de turbulencia que generó el Boeing 767 de Mexicana que le antecedía en la ruta de aproximación al Aeropuerto de la Ciudad de México. Hay dudas, muchas dudas, y éstas se podrían agigantar si no hay prontas respuestas.
Vicente Fox no deja de ser noticia y él mismo se encarga de que así sea. Opina de todo, y si se trata de algún tema coyuntural, pues mejor. Ahora, en Guanajuato, dijo algo que para muchos es una realidad conocida desde hace años: que en México una buena parte de la población no paga impuestos. Pero más allá de su afirmación, confió algo que no deja de llamar la atención: que muchos ciudadanos, no sólo los empresarios, no pagan sus contribuciones al fisco porque existe desconfianza en el gasto del gobierno. Arremetió de nueva cuenta contra la actual administración federal y adujo que hoy y aquí hay una nula capacidad recaudatoria. “El tema que a mí me parece fundamental es que hay una gran desconfianza en el gasto del gobierno”. Así, textual. Para el ex presidente “ese es el meollo del asunto”. Ya entrado en materia, propuso reducir los presupuestos al Poder Judicial, a los partidos políticos y al IFE. ¡Ah!, pero nada de meterse con las pensiones de los ex mandatarios.
Fue notoria su presencia. Se les veía en puntos estratégicos, platicando, intercambiando puntos de vista, incluso manoteando o sólo observando. Ahí estuvieron, muy de cerca del debate político. Hicieron su último intento para salvar algo de lo que perderían. Nos referimos a los cabilderos de empresas multinacionales, de tabacaleras que venden su producto entre millones de clientes, de aquí y de allá, en todo el mundo. Buscaron a toda costa frenar el cobro de 40 centavitos a cada cajetilla como parte del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS). Según la Alianza Nacional para el Control del Tabaco, especialistas de la British American Tobacco y de Philip Morris realizaron ayer un intenso cabildeo en el Senado de la República buscando sacar algo de lo que prácticamente estaba perdido.
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