Polimnia Romana
29 de Octubre, 2009
Aquellos que piensan que defender los privilegios de unos cuantos los salvará de la catástrofe que se nos viene encima, están muy equivocados.
Todos vamos en el mismo carro, a menos que salgan huyendo con sus carretadas de dinero para establecerse en algún país europeo, los políticos corruptos, los empresarios abusivos y los funcionarios deshonestos serán testigos de las desgracias que vienen. Se necesita un dedo de frente para suponer que la situación mejorará si se le sigue cargando al pueblo el costo de las malas administraciones, de la corrupción y del abandono en el que se encuentra el campo y el sistema educativo nacional. ¿Qué sucederá ante el aumento de la delincuencia, la drogadicción y la desesperación de aquellos que no cuentan con un empleo digno, una escuela dónde formarse o un hospital para curar a sus enfermos? ¿Cuántas cárceles tendríamos que construir para encerrar a los que roben por hambre o delincan a consecuencia del resentimiento social que están alimentando el PRI y el PAN con su paquete económico para 2010? Desafortunadamente, los agravios contra el pueblo no terminarán en una protesta organizada, son muchos los que no están dispuestos a esperar la justicia y quieren imponerla por la fuerza, cosa que tampoco me parece justa. Cuando se arma una revuelta no se investiga de qué lado está la gente, o qué ideología tiene, los trancazos van parejos.Una insurrección acaba con la paz de todos, no sólo con la de los que la provocaron, que seguramente se resguardarán bajo las faldas del ejército o de la policía armada. Alimentar el odio que sembró Calderón en su campaña no ha sido una buena idea, es como patear a un perro amarrado cuando está apunto de reventarse la cuerda que lo sujeta. No lo digo por ocurrencia, hay gente que insiste en tomar acciones violentas para frenar las injusticias, hay muchos mexicanos agraviados que no están dispuestos a luchar pacíficamente, que ya no tienen nada que perder porque lo han perdido todo, y no me refiero a la gente de los pueblos que visitamos en Oaxaca, esa gente sumergida en la pobreza sigue siendo la más paciente, humana y valiosa. Hay un México aguerrido capaz de sacar los dientes, y de ser así todos saldremos perjudicados. Señores Senadores, piensen bien a quién representan. No olviden que todos vamos en el mismo carro.
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