sábado, 31 de octubre de 2009

Salvador García Soto--Serpientes y Escaleras


31 de octubre de 2009
La ruptura
Como en un juego de perinola en el que cayó “Todos pierden”, la turbulenta aprobación de las leyes fiscales ocurrida anoche en el Senado dejó sólo saldos negativos


Poco a poco, cada vez más capitanes de empresa se fueron desencantando de un gobierno que no cumplió sus promesas en el terreno económico

Como en un juego de perinola en el que cayó “Todos pierden”, la turbulenta aprobación de las leyes fiscales ocurrida anoche en el Senado dejó sólo saldos negativos.

A los contribuyentes porque una vez más la ineficacia de nuestros políticos nos pasa factura con el cobro de más y nuevos impuestos para tapar boquetes presupuestales; a los priístas porque, aunque ofrecieron que corregirían el recesivo paquete fiscal de Calderón, al final no pudieron o no quisieron y terminaron divididos; y al propio Presidente porque al rechazo popular que le traerán sus medidas fiscales, se suma un rompimiento ya inocultable con la clase empresarial que le ha dado la espalda.




Los agrios dimes y diretes entre el Presidente y las cúpulas empresariales del país fueron sólo la expresión pública de un distanciamiento que comenzó hace algunos meses entre los hombres del dinero y Felipe Calderón. Desde aquella confrontación abierta con Carlos Slim, cuando desde el gobierno descalificaron y tacharon al mayor inversionista mexicano de “catastrofista”, empezó una lenta fuga del apoyo empresarial al Presidente.




Poco a poco, cada vez más capitanes de empresa se fueron desencantando de un gobierno que no cumplió sus promesas en el terreno económico, que no supo dimensionar el tamaño de la recesión mundial, y que tampoco tuvo la mayor habilidad para enfrentar la crisis nacional y no pudo paliar sus efectos más nocivos con sus planes contraciclícos. Después de Slim, el Grupo Monterrey se distanció de Calderón y comenzó a cuestionar su manejo económico; y ahora, desde que el Presidente propuso el aumento de impuestos, pero sobre todo la modificación del régimen de consolidación fiscal, la ruptura con casi todos los organismos empresariales se hizo evidente.




Y aunque los argumentos de Calderón son válidos y debieran ser apoyados por la población, al decir que “las grandes empresas rara vez pagan los impuestos que debieran pagar” y criticar la elusión fiscal que la ley y el gobierno les ha permitido durante décadas, y marcadamente durante los tres años de su administración a los grandes corporativos empresariales, al Presidente se le olvida que fueron precisamente esos grupos, con toda la cauda de intereses y privilegios que hoy lo alarman, los que lo apoyaron para que llegara a la Presidencia y los que lo sostuvieron y legitimaron cuando su elección fue puesta en duda.




¿No sabía entonces Felipe Calderón que las leyes fiscales o su interpretación tolerada por las autoridades federales les daban a muchas de las compañías mexicanas y a sus potentados dueños millonarios y grotescos privilegios fiscales? ¿No se le escuchó nunca decir a Andrés Manuel López Obrador, que lo repetía en sus discursos de campaña y que radicalizó tanto su crítica y sus amagos de que eso cambiaría con él en la Presidencia, que le costó el veto total del poder económico y empresarial que se volcó precisamente a apoyar el calderonismo con tal de frenar lo que llamaron “un peligro para México”?




Es cierto que la propuesta de cambiar el régimen de consolidación ayudaría a enfrentar la grave debilidad en que se encuentran las finanzas públicas y aumentaría la recaudación fiscal, pero el momento que eligió el gobierno calderonista no parece el más afortunado, cuando las empresas, que son las únicas que pueden generar los empleos que él prometió y no cumplió, enfrentan los efectos de la más fuerte crisis económica que se recuerde desde 1995 en el país.




Porque hay otro dato que podría ayudar a entender por qué Calderón decide lanzar esa propuesta —la del cambio en la consolidación fiscal— en este momento específico, y es que los apoyos de los empresarios que su gobierno perdió sostenidamente en los últimos meses se le trasladaron todos al PRI. En la misma medida que tomaban distancia de Calderón, los principales capitanes de empresas se acercaban al viejo partido y a figuras suyas como Manlio Fabio Beltrones y Enrique Peña Nieto.




De hecho, en sus cabildeos en contra de la Ley de Ingresos que les imponía ese cambio, que era lo que realmente les preocupaba e irritaba, los empresarios buscaron directamente a Beltrones y con él negociaron echar abajo la propuesta calderonista.




Tal vez por eso Calderón decidió romper lanzas con el empresariado y lanzar justo ahora la medida que afecta a todos los conglomerados empresariales del país.




Así que en la lista de saldos finales de la repudiada Ley de Ingresos, además del IVA que terminaron validando los priístas o el ISR o los IEPS que subirán para los contribuyentes y las empresas, sin contar los nuevos impuestos que tanta polémica e irritación social causaron, el cambio al régimen de consolidación fiscal, que obligará a las grandes empresas a pagar parte de sus deudas de años al fisco con plazo para junio de 2010, será de lo que más consecuencias directas e inmediatas tendrá. Y la primera es el ahondamiento de la ruptura entre Calderón y los empresarios, que pesará fuerte en lo que resta de esta administración y que podría beneficiar al PRI en su carrera hacia el 2012.

NOTAS INDISCRETAS... El día que recibió la noticia del fallo de la Corte, que lo acusó de violar las garantías individuales, Ulises Ruiz estaba en un acto en el municipio de Etla en una comida; cuentan que al gobernador le cambió la expresión y se echó tres cervezas al hilo; luego dijo que no le preocupaba la solicitud de juicio político que pudiera llegar, y como para tranquilizarse, se dirigió al presidente del Congreso local: “¿O no, Herminio (Cuevas Chávez)? Ya hasta el dictamen tenemos hecho, ¿verdad?”… El Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez se comunicó con esta columna para negar cualquier relación con una supuesta carta de renuncia de José Luis Soberanes al Opus Dei que circuló esta semana. “Nuestra actividad no admite entretenernos en la sospecha. Preferimos responder con claridad que no somos los autores de esa carta (los jesuitas o el Centro Prodh). Ni nuestro trabajo ni nuestras convicciones éticas nos permiten ocuparnos de ese tipo de actos”, dice su director Luis Arriaga Valenzuela… Por cierto que la lucha por la CNDH se define a partir del lunes una vez destrabado el tema fiscal y uno de los nombres que suenan fuerte para la terna, el de Javier Moctezuma Barragán, tiene fuertes vínculos con la aristocracia familiar panista. Con Moctezuma, como su brazo derecho en la Secretaría Técnica de la CNDH, trabaja Antonio Gómez del Campo Gurza, un joven que, afirman, cobra un sueldo mensual de 104 mil pesos mensuales y que además de ser hermano de Mariana y primo de Margarita Zavala, es sobrino de la senadora panista Teresa Ortuño. ¿Ya se entiende porqué el PAN y el gobierno impulsan a Moctezuma?... Los dados se agitan. Tocó serpiente.

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