martes, 16 de febrero de 2010

Una guerra ajena--Polimnia Romana

El 25 de diciembre de 2009, Ignacio Alvarado Álvarez escribió algo muy cierto en su columna: la guerra antidrogas que se vive en México es en realidad otro más de los combates que Estados Unidos libra fuera de su territorio. Según expertos, esa lucha la comenzó hace 40 años, en los 80 la intensificó en Colombia y desde los 90 la trasladó a nuestro país.


El investigador de la Universidad de Texas en El Paso, Antonio Payán, calificó de brutal el desgaste que México ha sufrido por el ataque a la delincuencia organizada y lo considera inaceptable porque EU es el gran responsable de la desgracia. Desde su perspectiva, la Iniciativa Mérida es una especie de vietnamización de la guerra. Los planes de designar a 45 agentes norteamericanos en una oficina binacional revelan mucho de las estrategias de Washington.


José María Ramos, experto en relaciones México-Estados Unidos de El Colegio de la Frontera Norte, alertó que nadie quiere reconocer el significado real de la Iniciativa Mérida debido a que políticos y gobierno estadounidenses dejaron a un lado el factor primordial de esta guerra: el de su fracaso para reducir el consumo de narcóticos. Reportes de la Oficina de Política Nacional de Control de Drogas de EU indican que en 2008 un promedio diario de 2 mil estadounidenses de entre 12 y 45 años consumió cocaína.


De acuerdo con Payán, los recientes señalamientos de organismos no gubernamentales sobre violaciones a derechos humanos por parte de los militares que participan en el combate a los cárteles de la droga no amenazan la Iniciativa Mérida. A EU eso no le importa, no le interesa si los derechos de los mexicanos son ignorados, porque su política exterior lo considera como parte de la guerra contra las drogas.


Lo realmente grave y preocupante es que al “gobierno” de México tampoco le importan las violaciones a los derechos humanos de los mexicanos. El usurpador y sus antecesores en el poder, principalmente Fox, dijeron que SÍ a todo lo que proviene del país vecino. Ya Carlos Salinas había firmado un tratado de libre comercio en el que hasta el más tonto e inocente podía ver el perjuicio que traería ese tratado para el campo y la industria nacionales.

Así que mientras no exista un cambio verdadero en México las cosas irán de mal en peor.


Necesitamos tomar partido para evitar más injusticias y más muertes inocentes. No podemos sentarnos a esperar que alguien detenga los abusos y mejore la situación. A los que dicen que Calderón no es el culpable de la muerte y la violencia, hay que recordarles que tanto peca el que mata la vaca como el que le detiene la pata. Él se arrodilló para llegar al poder y comprometió la tranquilidad y el bienestar de los mexicanos, por lo tanto, SÍ es responsable, tan responsable como los asesinos crueles que por poder y dinero no se tocan el corazón y matan a sus compatriotas.


La guerra contra el narcotráfico no es nuestra guerra, eso es verdad, pero las balas se cruzan entre nuestros jóvenes, entre nuestros niños, mujeres, ancianos y hombres de buena fe, por eso estamos obligados a reflexionar y tomar partido. No con el uso de las armas, por supuesto, sino con la convicción de que no debemos apoyar a los políticos que, como Calderón, Peña Nieto, Salinas, Fox, etc., anteponen sus intereses personales y de grupo al bienestar del pueblo y el progreso del país.
Nada peor que aliarse a ellos para que todo siga igual.

No hay comentarios: