viernes, 23 de abril de 2010

(((“Que ser ingenuo no salga tan caro” J.Sabina ..Polimnia Romana)))

Augusto de la Torre, economista en Jefe del Banco Mundial para América Latina y el Caribe, declaró desde Washington que “el número de pobres en la región aumentó entre nueve y 10 millones de personas como consecuencia de la crisis económica, y que UNO DE CADA DOS latinoamericanos que cayeron en la pobreza en 2009 es mexicano”.

En su reporte, titulado DEL COLAPSO A LA GLOBAL RECUPERACIÓN REAL, El Banco Mundial - que impone el modelo a seguir en México -, advirtió que “el crecimiento de la economía en nuestro país no será suficiente este año para recuperar los niveles de actividad previos a la crisis”.
En pocas palabras, México se queda atrás de otras naciones de la región, como Brasil, Colombia, Perú, Bolivia y Uruguay, que en 2010 ya remontaron la pérdida de producción causada por la crisis.


Si usted se pregunta por qué no hemos tenido la recuperación que han tenido Brasil, Colombia, Perú, Bolivia y Uruguay, entre otros, si el mismo Banco Mundial ha autorizado cuantiosos préstamos a México solicitados por el gobierno usurpador, la respuesta nos la da el mismo Banco Mundial en el mismo reporte:

“LA DESIGUALDAD EN LA DISTRIBUCION DEL INGRESO EN EL PAÍS CRECIÓ EN LOS PASADOS CUATRO AÑOS. LA DÉCIMA PARTE DE LA PABLACIÓN CON MAYOR INGRESO AUMENTÓ DE 35.4 A 41.3 POR CIENTO SU PARTICIPACIÓN EN LA RENTA NACIONAL”.


Esta información que rescato de La Jornada, me parece que no sólo debe ser leída por los ciudadanos sino interpretada y asociada a los acontecimientos que vivimos.


“Hace décadas que diversos sectores políticos, académicos y sociales han venido alertando sobre las consecuencias terribles e inevitables que habría de traer el empecinamiento en ese modelo, por cuanto a la generación regular y sistemática de pobreza, la concentración de la riqueza nacional en unas cuantas manos y el abandono de los sistemas públicos de salud, educación, vivienda y alimentación, que acabarían por ensanchar los márgenes de acción de las organizaciones criminales, así como la arraigada tendencia de las autoridades de todos los niveles a violentar los marcos legales, a tolerar la corrupción y establecer pactos implícitos de convivencia o cuando menos de tolerancia hacia actividades y organizaciones delictivas”. (La Jornada, 16/ 04/10)


Los problemas tienen que encararse mediante una tarea educativa, de salud, de programas de empleo, de saneamiento, moralización, prevención e inteligencia policial y, sólo en última instancia, de forma excepcional, con el recurso de la fuerza armada. Pero esto no será posible mientras los recursos económicos se destinen al enriquecimiento de funcionarios, a la protección de grandes empresarios, a la consolidación de monopolios, a la mala distribución del presupuesto, que aumenta 40% a la milicia y apenas un miserable 4.5 % a los maestros.


Todo esto que está sucediendo lo dijo Andrés Manuel López Obrador, y no sólo eso, presentó con oportunidad un Proyecto Alternativo de Nación en 2006 con el que prevenía el avance de la decadencia y el desastre.


No es una necedad mía seguir luchando a su lado, realmente es la oportunidad que tenemos los mexicanos para transformar la vida pública del país y mejorar las condiciones de vida de todos, no de unos cuantos.


El próximo 25 de julio en el Zócalo capitalino, López Obrador presentará nuevamente un Proyecto de Nación actualizado, sujeto a recibir aportaciones para enriquecerlo antes del 2012.


Es importante participar en la política. Ante las cosas que están sucediendo no es posible permanecer apáticos o resignados a un destino que podemos cambiar.

Sí se puede. Lo han hecho otros países impulsados por la fuerza y el apoyo de sus pueblos.
Detengamos el derramamiento de sangre, como reconoció Joaquín Sabina en su último concierto: que ser ingenuo no salga tan caro.

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