Y poco después de que Andrés Manuel López Obrador llenara el Zócalo del DF salieron a criticarlo el gobernador Enrique Peña Nieto; el coordinador del PAN en el Senado, Gustavo Madero, y el perredista Carlos Navarrete Ruiz, entre otros. Y aunque Alberto Anaya, dirigente del PT, ya lo hizo su candidato, Manuel Camacho Solís, líder del DIA, recordó que a la izquierda le falta un año para definir a su abanderado de 2012. Y en fin, hubo revuelo. Pero faltó una voz importante. Faltó Marcelo Ebrard. Ni una palabra. Fuentes en el GDF nos dicen que sí se resintió que “por primera vez López Obrador no reconociera la administración de Ebrard en su discurso”. Pero eso no explica del todo el silencio del jefe de gobierno: la política, dicen los clásicos, es el arte de la simulación. ¿Entonces por qué no ha hecho declaraciones? El último dato que tenemos de una cita de Ebrard para la portada de los diarios, es del miércoles pasado. Pronosticaba una tormenta… pero apenas lloviznó. Esto hace pensar que, o es un pésimo meteorólogo, o un político visionario: el meteoro sí se presentó. Fue tromba. Cayó el domingo en el Zócalo de la ciudad.
Hace 15 días mataron a Mario Humberto Medina, sobrino del gobernador electo de Chihuahua, César Duarte. Y ayer ejecutaron a Alberto Porras Duarte, segundo familiar directo del priísta. Hay dos tesis: que los grupos del narco quieren obligarlo a negociar, o que desgraciadamente somos testigos en su familia del país en que vivimos, y del Chihuahua que le dejará su antecesor, José Reyes Baeza, quien hace dos días pidió a los ciudadanos de su estado “cambiar ciertas rutinas; transitar por avenidas principales; tratar de resguardarse a las horas adecuadas después de culminar sus jornadas de trabajo”. Sólo le faltó recomendarles que abandonen la entidad, algo que, en los hechos, está sucediendo.
Ayer el secretario de Gobernación dijo en privado a Leonel Godoy Rangel, según el mismo gobernador de Michoacán, que habrá cambios en la lucha contra el narco. Raro. José Francisco Blake dijo desde su primer día, en las 10 o 20 entrevistas que dio a la prensa, que no hay cambio de estrategia. No, no y no, expresó. ¿Le doró la píldora a Godoy, una de las víctimas, por cierto, de la estrategia en curso?
Apunte final: Miles entraron a la versión en línea de EL UNIVERSAL para enterarse de la nueva foto y la carta del secuestrado Diego Fernández. Pero más se inclinaron por la entrevista realizada por Lilly Téllez (colaboradora regular a partir de esta entrega) en la que Lisette Farah llama traicionera a su ex amiga Amanda de la Rosa, autora de un libro sobre el caso Paulette. ¿Simple morbo, o la sensación de que el caso no se ha cerrado y que sus actores principales tienen mucho por revelar?
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