Cataluña se ha convertido desde este 28 de julio en ejemplo a seguir para las legislaturas de cualquier parte del mundo. Ha demostrado que su representación popular sí considera a la voluntad ciudadana por encima de intereses económicos. El Parlamento catalán ha dado supremacía al bien común, ignorando presiones de poderosos que pretendían mantener como lícita a una actividad anacrónica: se ha prohibido la tauromaquia.
Desde luego, quienes tienen intereses en el negocio de la tortura han echado mano de artilugios tales como falsos nacionalismos y muy particulares concepciones de la cultura, intentando desprestigiar al movimiento catalán por los derechos de los animales, pero nada más absurdo que ello. Los grupos españoles, al igual que muchas organizaciones de otras nacionalidades, han trabajado arduamente para conseguir la prohibición; desde hace muchos años el activismo animalista ha tenido como una de sus metas la erradicación de la tauromaquia, por ética y por tolerancia hacia los de distinta especie. La plataforma catalana PROU (promotora de la exitosa iniciativa popular) ha demostrado una capacidad organizativa realmente excepcional, y en ese tenor están otros grupos. En los ocho países que aún mantienen como legales a las corridas la mayoría de sus habitantes repudia el maltrato y no acude a los ruedos. Han sido las autoridades las que suelen no corresponder a esa evidente evolución por inconsciencia o falta de valor, permitiendo así la permanencia de espectáculos de abuso.
Es posible que varios de los legisladores que han votado este 28 de julio el “no” a las corridas sean hijos o nietos de aficionados a los ruedos; sin embargo, han demostrado ser capaces de romper con atavismos y tener sentido de servicio público, lo que les permitió tomar la histórica decisión. Quienes defienden a las corridas han negado reiteradamente la posibilidad de que éstas desaparezcan, argumentando una supuesta “tradición muy arraigada en el pueblo”, pero tal situación es falsa y eso ha quedado demostrado en Cataluña. La legislación de esta comunidad requería la firma de aproximadamente 50 mil ciudadanos para dar curso a la iniciativa; la plataforma PROU consiguió 180 mil y con ello empezó un proceso parlamentario que culminó con la prohibición.
El sector público mexicano no puede seguir ajeno a esta moderna concepción de la vida animal; no es posible mantener en México una práctica española que la mayoría de los mexicanos repudia, al igual que la mayoría de los españoles, pues no sólo Cataluña dice “no” a las corridas: las encuestas y los foros de debate realizados en los medios de la Península Ibérica han dejado claro que sus habitantes, en abrumadora mayoría, coinciden en su postura de rechazo a las grandes cantinas de sangre y arena. Es impostergable ya el cambio de actitud del gobierno, pues la injusticia y violencia que sufrimos los mexicanos tiene entre sus diversos generadores al maltrato animal. Seguir torturando y matando “por diversión” con el permiso, y hasta con la promoción del Estado, no nos lleva por buen camino.
En una reciente visita a Barcelona me reuní con integrantes de la plataforma PROU y con activistas de varios países, pudiendo corroborar la convicción y la riqueza de argumentos científicos y filosóficos con que cuenta la gran comunidad de defensores de animales frente a la penosa especulación del mundo taurino, tan lleno de falacias e inercias.
Barcelona es una ciudad limpia, ordenada, bien planeada, con rostros tranquilos y hasta orgullosos, donde no se ven perros callejeros, caballos carretoneros o policías mal fajados permitiendo a los autobuses pasarse los altos. Ello hace pensar que sociedad y gobierno sienten a los espacios comunes como propios. En tal escenario la posibilidad de que sus legisladores respetaran la voluntad ciudadana se antojaba real y por fortuna así se demostró en el caso de la iniciativa anticorridas.
La unión de los grupos animalistas se ha fortalecido, hay una creciente apertura en medios con responsabilidad periodística, y el interés se ha despertado en varios congresistas en los últimos meses ante las claras muestras del sentir popular en el tema del abuso animal. Podemos estar seguros de que la reciente votación del Parlamento catalán tendrá repercusiones positivas a mucha distancia de las fronteras de su ejemplar sociedad.
Presidente de AMEDEA
1 comentario:
Comparto la alegria que muchos españoles y muchas personas en el mundo sintieron en el momento historico en que se mostraba la, votacion del parlamento Catalan, esta alegria estuvo despues de un nerviosismo en el momento en que se votaba la iniciativa, pero en el fondo sabia que se iba a lograr y asi fue. Cataluña hace historia positiva, esto se convertira en un efecto domino (si se pudo en Cataluña ¿porque en otros lados no?) este acontecimiento nos llena de esperanza y de buen animo para que pronto suceda en Mexico y estoy seguro de que asi sera, hace mes y medio participe aqui en chihuahua en una manifestacion por los derechos de los animales (por el caso de callejerito) y pude constar de que son mas la gente que repudia las corridas de toros que los que estan a favor de ellas, quisiera que nuestro congreso tomara ya una decision definitiva en contra del abuso en un ruedo de un ser inocente e indefenso. Tomen ya una decision para que en todo el territorio nacional sea desterrada la tauromaquia ya que la gran mayoria de los ciudadanos que vota por ustedes asi lo demanda. No tengan miedo de tocar este tema en el congreso ya que si un ganadero, un torero o un dueño de plaza levanta la voz para oponerse a esta prohibicion de las corridas de toros, por cada uno de ellos habra mil personas que estaremos tambien levantando la voz pero a favor de que quede en el pasado este espectaculo del horror. Ojala lo hagan pronto y ahi estaremos nosotros para apoyarlos. Felicidades a la plataforma Prou!
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