lunes, 26 de julio de 2010

Por qué los yoguis me dieron las gracias antes del "destape" de AMLO? Federico Arreola

Esta es una actualización a mi columna "AMLO: Lo mejor de su discurso" que se publicó anoche en www.sdpnoticias.com.


El periodista Jaime Avilés, de La Jornada, por su talento y, desde luego, por la fuerza del medio en que publica, tiene muchos lectores. Desde muy temprano este lunes he recibido llamadas y correos electrónicos preguntándome qué quiso decir el señor Avilés al mencionarme en su crómica. He respondido que lo que quiso decir fue lo que dijo. Ni más ni menos. Aquí el link: http://www.jornada.unam.mx/2010/07/26/index.php?section=politica&article=005n1pol.


Sintetizo lo expresado por don Jaime Avilés:


Que en el mitin de Andrés Manuel López Obrador el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard Casaubón, estuvo presente de dos maneras:


Regalando botellas de agua con el escudo y el lema de su administración "Ciudad con Ángel", y prestando el templete.

"Estuvo presente, asimismo, cuando entre las ocho y las 10 de la mañana estrellitas de Televisa y amantes de los ejercicios de relajación tomaron clases de yoga impartidas por Dalilah Polanco, al término de los cuales Natalia Gil, organizadora del evento, le dio las gracias tanto a Marcelo Ebrard como a Federico Arreola".

Es de gente de bien agradecer al que te ha facilitado las cosas. Fue lo que hicieron los yoguis, entre los que había figuras de Televisa, sí, pero también luchadores sociales comprometidos con la resistencia civil encabezada por Andrés Manuel López Obrador. Me refiero a que fue justo que le dieran las gracias a Ebrard por haberles facilitado un pequeño templete para su evento. A mí me dieron las gracias realmente por nada.


Intervine en el asunto del yoga porque me lo pidieron Natalia Briseño y Alejandro Islas, dos de los organizadores. Ellos, desde hace tiempo, pidieron prestado el Zócalo durante seis domingos consecutivos. El gobierno de la Ciudad de México les hizo caso y, hace dos semanas, empezaron sus actividades. Cuando se enteraron de que ayer se iba a celebrar una asamblea de AMLO más a menos a la misma hora en que habían programado sus lecciones de yoga, con sentido de la responsabilidad y con ganas de evitar el menor problema se pusieron en contacto conmigo. Me identifican como alguien que se reúne con frecuencia con López Obrador y me pidieron que hablara con este y su equipo de logística para encontrar la forma de que los dos eventos se realizaran sin contratiempos.


Hablé de eso con López Obrador (antes lo había hecho con Polimnia Romana, del equipo de logística del gobierno legítimo) y de inmediato Andrés Manuel le dijo a Nicolás Mollinedo: "En el Zócalo cabemos todos, por favos te poner de acuerdo con los organizadores del yoga y por nuestra parte les das todas las facilidades para que realicen su evento sin problemas. Cuando terminen ellos, empezamos nosotros".


Así las cosas, Nicolás Mollinedo y Alberto Islas se pusieron de acuerdo y hubo, en el Zócalo, yoga de 8:00 a 9:30 horas y el lanzamiento de la campaña presidencial de AMLO de 10:00 AM a 13:00 horas.


Desde luego, me pareció un exceso que me dieran las gracias en público por simplemente haber transmitido un mensaje.


Ahora continúa mi columna "AMLO: Lo mejor de su discurso".


El tono. Moderado. Conciliador. Incluyente. Sobre todo en lo referente a los empresarios mexicanos. A estos, a los más grandes, los más ricos, AMLO no les exigió de ninguna manera ser tan solidarios como Bill Gates y Warren Buffet donando partes considerables de sus fortunas a causas filantrópicas. Ni espera de nuestros potentados que, como los de Alemania, ofrezcan voluntariamente pagar impuestos adicionales en estos tiempos de crisis. Nada de eso. Andrés Manuel López Obrador a los hombres y mujeres de negocios mexicanos solo les prometió que, si él llega a la Presidencia en 2012, van a tener que pagar impuestos. Ni muchos ni pocos, solo los impuestos que personas con los niveles de ingresos que ellos tienen pagan en otros países. Es exactamente lo que El Peje decía en 2006. Y es precisamente lo que llevó a la oligarquía nacional a calificarlo como un "peligro para México". Ojalá las clases medias, que sí pagan puntualmente sus impuestos, entiendan que es sensato lo que plantea López Obrador. Sensato y atendible y, por lo tanto, plausible.

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