La inspiración fundamental del Nuevo Proyecto Alternativo de Nación que presentó Andrés Manuel López Obrador, es la felicidad y el bienestar del pueblo.
Aunque a muchas voces contrarias a la propuesta de AMLO les parezca un objetivo intrascendente o imposible, no pueden negar que en estos momentos de crisis moral por los que atraviesa el país lo que todos anhelamos es precisamente un poco de felicidad y bienestar.
Si no los tenemos es porque ningún programa de gobierno se lo ha propuesto.
Los gobernantes y el grupo de poder que dominan al país se han empecinado en mantener los privilegios de unos cuantos a costa del bienestar de todos.
La desigualdad y el abandono han devenido en una descomposición social que será imposible revertir si no cambiamos los propósitos.
En su discurso, Andrés Manuel dijo que se ha privilegiado el dinero sobre los valores humanos y que se ha convertido la codicia en virtud. Basta ver el derroche de dinero por parte de los altos funcionarios y los grandes empresarios para concederle la razón a López Obrador, ya que estos personajes corruptos y cínicos aparecen en los medios de comunicación como políticos respetables o inversionistas ejemplares. Como dice Andrés Manuel, por más fechorías que cometan no pierden respetabilidad.
Uno de los puntos medulares del Proyecto es la democratización de los medios de comunicación y que estos sirvan para informar y culturizar al pueblo, no para falsear la realidad y emprender campañas mediáticas de descalificación hacia los luchadores sociales, como los electricistas, mineros, maestros, defensores de derechos humanos y periodistas honestos. Tampoco para ocultar la ilegalidad de las acciones del gobierno usurpador y la devastación que ha hecho del país.
Siento que este punto les cayó como balde de agua fría a los comentaristas y periodistas de la derecha, que no fueron capaces de ser objetivos al cubrir la nota sobre la Asamblea Nacional que se llevó a cabo en el Zócalo capitalino.
Algunos se atrevieron a continuar el odio que fomentó Calderón en su campaña electoral.
Pero volviendo a la propuesta de buscar el bienestar y la felicidad de la gente, hay que reconocer que es la mejor propuesta que podemos tener en estos momentos en los que el crimen, la violencia, los secuestros, las ejecuciones llenan de tristeza y sangre al país, frente a un Estado incapaz de reconocer que la estrategia que ha tomado es la equivocada.
No se pueden combatir el crimen organizado y el narcotráfico si antes no se combate la corrupción en todos los órdenes de gobierno, si no se les ofrece a los jóvenes educación y empleo, y al pueblo un mínimo de bienestar y felicidad.
No es posible que el gobierno se declare incapaz de ayudar a los damnificados por las lluvias, que se quedaron prácticamente en la calle, y al mismo tiempo derroche 2 mil millones de pesos en los festejos del bicentenario de la Independencia y el centenario de la Revolución.
Para millones de mexicanos, que no están incluidos en los festejos, no hay nada que festejar porque viven sin libertad, sin justicia y sin bienestar.
Es el momento de cambiar los propósitos y trabajar para conseguirlos.
Todo lo que no traiga bienestar al pueblo debe ser eliminado de la agenda nacional.
Para que la gente viva bien necesita educación, salud, servicios, arte, cultura, empleo, vivienda, paz y seguridad. En resumen, esto es lo que propone Andrés Manuel en su Proyecto Alternativo de Nación, pensar más en la gente y en el desarrollo nacional, y menos en los negocios jugosos que sólo benefician a unos cuantos.
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