jueves, 10 de marzo de 2011

Opiniones encontradas POLIMNIA ROMANA

La Jornada publicó ayer esta pequeña nota:

“Estudiantes de la Facultad de Economía de la UNAM impidieron la participación del senador Francisco Labastida Ochoa en el foro Reflexiones sobre la Reforma Hacendaria. Entre gritos de "¡FUERA RATAS DE LA UNAM!", el legislador priísta se retiró y sólo expresó que la Universidad es mucho más que esto”.

La nota fue brevísima, no así la serie de comentarios de los lectores que se pronunciaron en pro y en contra de la actitud tomada por los estudiantes universitarios.

A la mayoría le dio gusto que al hombre del Pemexgate no se le permitiera participar. Otros, defendiendo al PRI, porque Labastida es una figura emblemática de ese partido, descalificaron hasta con insultos la actitud tomada por los estudiantes, arguyendo que la UNAM es un espacio para el debate y el desarrollo del país. Unos más expresaron que el rechazo a Francisco Labastida les dará pretextos a los malos gobiernos para reducir recursos a la Universidad.

El lector César Rodríguez escribió:

“El rechazo al senador Labastida por parte de estudiantes de la UNAM - la Universidad de México - debe ser visto como una muestra de memoria, dignidad y orgullo por parte del sector social que se encuentra más lejos de la ignorancia. Esa es la actitud que debemos tener como sociedad ante los compatriotas que anteponen los intereses particulares y mezquinos a los de la nación. El desprecio de la sociedad es el precio que debe pagar cualquiera que traicione, lastime, vulnere y estorbe el desarrollo de nuestro país, tanto en el corto como en el largo plazo, sea quien sea y del partido u organización que sea. ¡Ya basta de la falta de memoria! Recordemos lo que hizo Juárez a Maximiliano y la unión del pueblo en Egipto recientemente. Dos ejemplos que debemos recordarles a los políticos que dirigen nuestro país. ¡Bien por la Facultad de Economía de la UNAM! Ojala que se haga extensiva esa actitud a las demás universidades, cunas del pensamiento y del desarrollo”.

Me confieso no violenta ni intolerante. He recibido toda clase de insultos por conservar la esperanza de un cambio real y trabajar y luchar al lado de Andrés Manuel López Obrador. Contesto siempre con argumentos sólidos, si los tengo, o investigo antes de afirmar o negar lo que desconozco. Esa actitud me ha permitido convencer a muchos de que nuestra lucha es justa y he logrado sumarlos al Movimiento. Sin embargo, éste último comentario que cité me dejó pensativa.

¿De verdad se debe ser tolerante con los hombres y las mujeres que le han hecho tanto daño al pueblo y al país?

¿No será que por esa condescendencia es que siguen devorándose los bienes de la nación?

¿Usted qué opina?

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