En su columna del 19 de febrero, Salvador García Soto dice que Calderón no sólo debe preocuparse por el juicio de la historia, sino por el inevitable balance y la investigación a fondo que ameritará su administración, que nos condujo a una terrible descomposición política, económica y social. García Soto señala que la violencia y el caos delincuencial que se abaten sobre México no tienen parangón en la historia reciente del país. Más de 35 mil muertos a esta fecha y otros miles que se pueden acumular en la espiral de violencia y descomposición que se vive en cada vez más amplias regiones de la República, arrojarán un macabro saldo al concluir el sexenio de Felipe Calderón, que será, con mucho, el periodo más violento y anárquico que haya tenido presidente alguno después de la época revolucionaria.
Como millones de mexicanos, estoy totalmente de acuerdo con él.
Calderón ha representado no sólo un retroceso para México, en todos sentidos, sino un episodio terrible que difícilmente podremos superar si no iniciamos cuanto antes un cambio radical en la vida pública del país.
El PRI, que avaló el fraude electoral y ha apoyado sus iniciativas antipopulares y anticonstitucionales desde el Congreso, no puede ser la solución para el cambio. Eso nos queda claro.
La mayoría de los empresarios, no los grandes por supuesto, está a favor de la candidatura presidencial de Andrés Manuel López Obrador para 2012. Lo mismo que la población que no encuentra oportunidades de trabajo ni de estudio para sus hijos. El gran capital político de López Obrador, que tuvo en el 2006, y que conserva y aumenta ante el fracaso de la actual administración, está poniendo nerviosos a los que no les importa el destino de México como nación libre y soberana. Ya salió por ahí una encuesta en la que, según ellos, López Obrador está muy por debajo de Peña Nieto en las preferencias de la gente. ¿Pues a quién le preguntan?, digo yo.
A pesar de que los medios de comunicación coludidos con los dueños del dinero y del poder lo han atacado permanentemente, López Obrador conserva el apoyo y la confianza del pueblo, que es el que manda.
La semana pasada, tanto con empresarios, estudiantes de la UNAM, y de gira por el sur del país, la respuesta de la gente no coincide con la encuesta publicada. Los espacios en los que se presenta se abarrotan, la gente busca acercarse a él para saludarlo de mano, cosa que es posible gracias a que no está rodeado de guardias de seguridad; los auditorios se mantienen en absoluto silencio durante sus intervenciones y al final se desbordan en gritos de apoyo.
La esperanza sigue viva, no sólo por el convencimiento de un cambio urgente sino por la terrible situación que ya resulta insoportable.
Mientras Calderón se reúne con los panistas para pedirles que difundan los “logros” de su administración para que el PAN conserve la presidencia en el 2012, y Peña Nieto se autonombra en la tele el preferido, Andrés Manuel sigue recorriendo el país, pueblo por pueblo, para hablar con la verdad y ofrecer alternativas que solucionen de raíz los graves problemas que enfrentamos.
A los que se creen dueños de nuestro destino, ya no les van a funcionar la guerra sucia ni las encuestas a modo ni las mentiras. Mala noticia para ellos. El pueblo ya despertó.
¡Es un honor luchar con Obrador!
No hay comentarios:
Publicar un comentario