El motor virtual de la economía mexicana es el discurso oficial (gracias a los dos gobiernos panistas, México se ubica en el primer mundo del primer mundo), pero el motor real es la desconchinflada economía estadunidense, la cual, endeudada hasta la coronilla, con ínfimos niveles de empleo y notoria debilidad, de plano no puede remontar los drásticos efectos adversos de la crisis.
Del otrora dorado norte llega la noticia, ya con cifras definitivas, que en el primer trimestre del presente año la economía estadunidense reportó un comportamiento menor al esperado por los analistas públicos y privados, pero con mayor inflación, lo que no presagia buenos resultados internos para 2011, y mucho menos efectos positivos para las economías satélite, como la mexicana. Aun así, en su vecino del sur el micrófono oficial no deja de celebrar que “México goza un proceso de estabilidad y recuperación económica, por lo cual debe apostarse a continuar el esfuerzo (léase como son bastante tontos, vuelvan a votar por nosotros) y que todo esto se refleje en mejores condiciones de vida para la población, para los pobres, la clase media en formación y los empresarios” (Cordero –¡quién más!– dixit).
De acuerdo con los reportes que llegan desde Washington, la economía estadunidense creció entre enero y marzo a un ritmo menor al esperado por los analistas, y acompañada por una inflación más alta que la deseada, según informó hoy el Departamento de Comercio. En su tercer cálculo, y definitivo, del producto interior bruto para el primer trimestre de este año, el gobierno de Barack Obama reconoció un crecimiento anualizado de apenas 1.9 por ciento, lo que deja en claro que el motor se desacelera, y, por ende, su efecto multiplicador en buena parte del planeta. En el último trimestre de 2010, el PIB de aquel país creció a una tasa anualizada de 3.1 por ciento, de tal suerte que las cifras divulgadas ayer por la administración Obama confirman la advertencia de la Reserva Federal, de que los efectos de la crisis no han sido superados.
De hecho, la Reserva Federal decidió reconsiderar a la baja su estimación de crecimiento económico del país para 2011 y 2012, pero incrementó su proyección de desempleo. Así, se espera que la tasa de avance en el vecino del norte apenas sea de entre 2.7 y 2.9 por ciento en el presente año, mientras que para 2012 la proyección fluctúa entre 3.3 y 3.7 por ciento.
Lo anterior se refuerza con el más reciente análisis del Centro de Investigación en Economía y Negocios (CIEN) del Tecnológico de Monterrey, campus estado de México, a cargo de José Luis de la Cruz Gallegos, el cual documenta que la actividad industrial de México y Estados Unidos ha comenzado a moderarse. El ciclo económico está terminando su fase de expansión. A partir del segundo trimestre del año, las tasas de crecimiento económico en nuestro país, seguirán siendo positivas, pero menores a las previamente alcanzadas. Sectores como la construcción enfrentarán un entorno adverso, al cual se agregarán algunas industrias manufactureras abocadas a la exportación. Como resultado, el comercio internacional con Estados Unidos dejará de ser el motor de crecimiento que impulsó a México durante 2010 y los primeros meses del presente año.
La actividad industrial de México registrada en abril presentó una marcada desaceleración en su ritmo de crecimiento, pasando de 4.4 por ciento en marzo a 1.4 por ciento en abril. El sector manufacturero fue la principal causa de estos resultados (únicamente avanzó 2.1 por ciento). A pesar de que la tasa de crecimiento de las manufacturas fue positiva, su tendencia y ciclo ponen en evidencia la baja en el desempeño de este sector. La construcción y la industria eléctrica presentaron una variación de 1.9 y 9 por ciento anual, respectivamente; por el contrario, la minería continúa en tasas negativas de 3.1 por ciento. En particular, el sector de la construcción permanece en niveles precarios e inferiores a los existentes antes de la crisis.
Dada la coyuntura de Estados Unidos, principal socio comercial de México, las cifras también reflejan el freno que ha tenido la economía de aquella nación, en particular, con respecto al estrecho vínculo que estos países mantienen a través de la actividad industrial. La desaceleración del vecino del norte presenta otros aspectos que no se pueden subestimar, entre los más destacables se encuentran los bajos niveles de empleo y la prolongada debilidad de crecimiento económico, lo cual no ha podido despuntar desde la crisis de 2008.
En Estados Unidos la expectativa sobre su crecimiento se ha moderado. De acuerdo con la Reserva Federal, entre abril y junio la prospectiva más favorable para el producto interno bruto disminuyó de 3.9 a 2.9 por ciento. Para 2011, la estimación del CIEN coloca al escenario más optimista con un crecimiento del PIB de 3.5 por ciento, siendo el segundo y tercer trimestre del año, los cuales tendrán una dinámica económica más débil. Además, existen factores económicos globales que están afectando los mercados financieros, tales como la actual crisis de deuda en Europa y los niveles de déficit fiscal. El aumento de los precios del petróleo y los commodities reflejan la incertidumbre existente en el sistema financiero internacional, situación que limitará el crecimiento económico en el presente año.
Eso allá, en el destartalado motor real de la dependiente economía mexicana, porque aquí el repetitivo cuan hueco discurso oficial no deja de promover un México mágico y primermundista que, más allá de Los Pinos, nadie conoce ni reconoce.
Las rebanadas del pastel
¿Desconocimiento? ¿Error en la jugada? ¿Quimera? Hillary Clinton, la secretaria estadunidense de Estado, propuso al gobierno mexicano la creación de un “impuesto anti narco”, que sería pagado por los ricos de este país y sería utilizado para financiar el combate al crimen organizado. Bien, pero ¿no sabe la susodicha que se metió en un terreno prohibido para la clase política mexicana? Si los barones no pagan los impuestos normales, por llamarles así, mucho menos cubrirían gravámenes de esa naturaleza. ¡Ni Dios lo quiera!, que para eso está la pelusa. Sólo imaginen al inquilino de Los Pinos, humilde, solicitando a los barones que por favorcito le entren con su parte, y a los legisladores aprobando un reforma fiscal que involucre a los ricos. Sí, Chucha. Como bien lo dijo Manlio Fabio Beltrones: que lo paguen los más ricos del mundo, que están en Estados Unidos, porque en México son de mentiritas.
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